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Anekantavada.

  • Foto del escritor: Narayana Putra
    Narayana Putra
  • 25 abr 2021
  • 4 Min. de lectura


En palabras sencillas la filosofía Anekantavada significa no un solo lado o no solo una opinión. Este concepto nace del Jainismo, una de las religiones que surgieron en la antigua India y que aún persiste en estos tiempos. El objetivo de este pequeño escrito no es hacer una disertación académica o filosófica de Anekantavada, sino inspirarse en ella para describir algunas realizaciones personales. No obstante, primero es necesario dar una definición del término más allá de su significado etimológico. Los Jain sustentan que toda aseveración religiosa o filosófica es en cierta medida correcta pero en otra cierta medida también es incorrecta; ya que, la dimensión divina escapa a las palabras y al raciocinio del ser humano, quien a pesar de su inefabilidad intenta expresar aquella dimensión en el lenguaje. De manera que, de sus intentos surge una infinidad de interpretaciones que no son completas pero no por ello invalidas.


El mejor ejemplo que ilustra la filosofía Anekantavada es el del elefante y los hombres ciegos: si un grupo de hombres ciegos intenta describir un elefante, basados en el tacto, la descripción variará dependiendo del lugar en donde se toque al elefante. Para aquellos que tocan las piernas del elefante parecerá que el animal es robusto como una columna, para el que toque el vientre será como una pared, y para quien toque la trompa será un animal alargado como una serpiente. Ninguno de ellos está incorrecto, pero ninguno de ellos ha expresado al animal en su totalidad. De tal manera, la dimensión espiritual se expresa diversificada pero no holísticamente debido a su inefabilidad.


La realidad objetiva es ajena a la existencia del ser humano y de su interpretación. Ya sea que esta realidad sea conocida o desconocida, ella es. Esta realidad objetiva es la naturaleza y funciona de acuerdo a sus propias leyes. El ser humano, sin embargo, al experimentarla en la limitación de sus sentidos inmediatamente la modifica a través de su mente primero y después por sus acciones. Además, al construir su interpretación debe expresarla por un medio subjetivo, el cual es el lenguaje, ya que cada lengua en sí contiene una visión de mundo, posible pero no exclusiva. Si esto ocurre en relación a la naturaleza (Prakriti) cuán más compleja no es a situación en relación al espíritu (Brahman) que es una supra-realidad.


Existe una pluralidad de expresiones del fenómeno espiritual/religioso debido a que el entendimiento humano es diversificado, pero todas estas expresiones deben considerarse validas. A diferencia de la naturaleza, con el espíritu no se interactúa por medio de los sentidos, sino que se accede al él mediante la experiencia mística, la cual requiere de una sensibilidad distinta, muy difícil de conseguir. En la experiencia mística se puede establecer una relación no-dual (completa identificación) con el espíritu pero cuando la experiencia acaba y el místico desea comunicarla a otros debe hacerlo de una forma comprensible para aquel que no ha experimentado por si mismo. Al ser el humano un animal cuyo nicho de interacción es el lenguaje, mediado por la cultura, el místico debe hacer uso de las estructuras existentes para hacer comprensible su experiencia.


Por ello, los místicos en distintos lugares del mundo han hablado de lo mismo pero usando diferentes medios de codificación. E igualmente, las personas que han escuchado a los místicos obtienen un medio comprensible que les permite acercarse gradualmente a aquella experiencia que está allende de la razón. Ellos, no obstante, poseerán un recuento incompleto del espíritu a no ser que lleguen a aquel punto del éxtasis espiritual del místico, y aún así, la comprensión de la experiencia puede variar con respecto a lo aprendido -y probablemente lo hará. La razón yace en que es parte de las limitaciones ontológicas del ser humano que no pueda aprehender sino tan solo una porción -o color- del caleidoscopio que es aquella supra-realidad.


En consecuencia, las definiciones del espíritu y su relación con nosotros pueden variar. Por consiguiente, en el caso del Hinduismo -religión a la que pertenezco- se habla que el espíritu (Brahman) puede ser no-dual o dual, y en caso de considerarse completa o parcialmente dual su identidad varía: Vishnu, Shiva, Brahma, o Devi entre muchos más epítetos. Adicionalmente, no solo la Identidad Suprema sino que las identidades fraccionarias de aquel Espíritu Inagotable tales como Indra, Agni, Varuna y demás no son sino manifestaciones del mismo fenómeno encarnado en las fuerzas naturales, no como una forma de explicación pre-lógica, sino como reconocimiento de la divinidad inmanente en la naturaleza.


Del mismo modo, se reconcilian las ideas teístas del hinduismo con aquellas no-teístas dentro de aquel mismo sistema y con respecto a otros sistemas religiosos. Por lo tanto, el nihilismo y la vacuidad budistas serían también una alternativa valida con respecto al pensamiento religioso. El Jainismo, claro está, como promulgador de la filosofía Anekantavada se posiciona en completa igualdad con respecto a sus escuelas ''rivales'' (hinduismo y budismo) reconociéndolas como alternativas a su propio Dharma pero sin invalidar ninguna. La versatilidad del pensamiento Anekantavada incorpora no solo a las religiones del subcontinente hindú , sino a posturas del resto del mundo, tales como el Islam, el Cristianismo, el Judaísmo, el Zoroastrianismo y muchísimos más.


Gandhi, por ejemplo, se inspiró en la filosofía Anekantavada para mitigar las brechas socio-religiosas de su nación y de su tiempo. Esto puede verse claramente en su famoso verso: Ishvara Allah tero nam, saba ko sanmati de Bhagavan (Ishvara y Allah son nombres del mismo Señor). No solo los seguidores del Islam y del Hinduismo pueden hacer las paces pensando de esta forma, sino que esta postura puede usarse en cualquier caso de intolerancia religiosa. Con todo, esta filosofía trasciende el simple hecho de tolerar, sino que da lugar a la posibilidad de entablar un dialogo interreligioso que pocas veces se ha visto, en el que muchos sistemas religiosos se nutren mutuamente. Empero, esto no implica generar meros sincretismos, sino que en un nivel mucho más profundo reconoce y abraza el esfuerzo espiritual del ser humano por desvelar el Gran Misterio, que a todos se manifiesta según su propio entendimiento.


 
 
 

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