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Re-evolucionando el Hinduismo: una perspectiva progresista y la teoría de la evolución.

  • Foto del escritor: Narayana Putra
    Narayana Putra
  • 20 jun 2022
  • 10 Min. de lectura




El hinduismo no está suspendido en el tiempo, aunque sus aspectos místicos yazcan afuera del tiempo. Como todo pensamiento religioso, el hinduismo está intrínsecamente conectado con aspectos sociales y culturales, lo cuales están sometidos al cambio. Con el pasar de los siglos los distintos pensadores de este conglomerado religioso (Sanatana Dharma) han aceptado y rechazado una gran variedad de posturas filosóficas, epistemológicas y teológicas, conforme a la razón (Yukti) y a la experiencia (Anubhava). Basados en estos dos pilares (Yukti-Anubhava) los grandes sabios de la India generaron una gran cantidad de conclusiones e interpretaciones acerca de las escrituras sagradas (Sruti). Aunque para muchos Sanatanis (hinduistas) las antiguas conclusiones se enraízan en la tradición, no hay motivo alguno -en el Dharma- para rechazar nuevas perspectivas.


En el hinduismo no existe tal cosa como un dogma unificado, de hecho la palabras dogma no es la mejor traducción para las existentes Siddhantas (conclusiones filosóficas). Dichas conclusiones son seguidas por los adeptos de las variadas escuelas no por fe -únicamente- sino por su valor racional y experimental. Con todo, para el conocedor, las múltiples conclusiones son distintas perspectivas parcializadas de una verdad absoluta y unificada. De tal manera, los Sanatanis tienen la libertad de aceptar, rechazar e incluso modificar los preceptos de su marco religioso-filosófico.


Si bien, la teoría otorga total libertad de pensamiento y de la expresión de la espiritualidad, no se puede ignorar el fenómeno de que en la practica muchos Sanatanis están mediados por férrea tradición y segados a las innovaciones religiosas. Es más, algunos grupos contemporáneos fundados por personalidades carismáticas si se han adherido a posturas completamente axiomáticas, basados en la idiosincrasia de sus fundadores. Por otro lado, están los movimientos nacionalistas hindúes que promueven una lectura literal de las escrituras sagradas -en especial los Itihasa-Puranas- y buscan establecer a través ellas un ethos de que es ser un hindú, lo que genera una desconfianza a las ideas foráneas, sin juzgar su valor objetivo.


Por lo tanto, no resulta extraño que dentro del hinduismo existan grupos de personas que aceptan o no una teoría especifica. Tal es el caso con la teoría de la evolución biológica. Este pequeño ensayo, por consiguiente, planea desarrollar una perspectiva en la cual el hinduismo y la evolución son completamente compatibles; y así mismo, discutir otras teorías existentes en el marco hindú para sopesar su relevancia-compatibilidad con respecto a los descubrimientos acerca del mundo natural dados en los últimos tres siglos. A pesar de que solo me dedicaré a la comparación y argumentación, este ejercicio es tan solo un abre bocas para una recomendación de lectura y que cada quien genere sus propias conclusiones.


Comencemos entonces con la definición básica de evolución, la cual según el Oxford Dictionary es la siguiente: ‘’(En biología) el lento y constante desarrollo de plantas, animales, etc. durante la historia de la tierra, conforme se adaptan a los cambios en sus ambientes.’’ En otras palabras, la evolución da cuenta de los fenómenos de especiación (origen de las especies), diversificación y adaptación de los seres vivos. La clave de este concepto es el constante cambio en el cuerpo de las entidades vivientes según se suceden las diferentes generaciones, lo que a su vez da lugar a nuevas formas de vida mientras que las antiguas tienden a desaparecer. Para hacer la debida comparación -más adelante- es necesario comprender la dimensión tiempo que maneja esta teoría, en la cual el tiempo es una constante linear -los cambios son sucesivos- pero no determinista, ya que no necesariamente existe un camino pre-escrito, ni las nuevas formas de vida son mejores -en un juicio de valor- que las precedentes.


Los agentes de cambio que inciden en la evolución de las especies son fuerzas de carácter altamente aleatorio y circunstancial. Las principales fuerzas incluyen la mutación, la selección natural, la deriva génica y el flujo de genes. Al pensar en las fuerzas que ponen en moción a la evolución biológica, se piensa primero en la selección natural, tan famosamente propuesta por Charles Darwin en el siglo XIX. En términos sencillos la selección natural consta en la supervivencia de aquellos individuos mejor adaptados a sus condiciones, y en la proliferación de su descendencia debido a las ventajas adaptativas de las que gozan. Con todo, las adaptaciones benéficas no ocurren por diseño, sino aleatoriamente según los cambios genéticos efectuados en al copiar el ADN de los progenitores de un ser viviente, a través de la reproducción. Esto corresponde a la mutación. La deriva génica y el flujo de genes integran las variables externas que influyen en la persistencia o desaparición del material genético, tal como las migraciones y los cuellos de botella.


La inclusión de más variables evidencia que el concepto de evolución se ha ido puliendo desde el siglo XIX, conforme los adelantos tecnológicos nos permiten estudiar con mayor precisión el mundo natural. Esta idea de constante cambio en los cuerpos de las entidades vivientes no es de ninguna manera incompatible con el Sanatana Dharma, lo cual puede probarse filosóficamente. Inicialmente veamos como la evolución fraterniza con Nyaya (la lógica):


La idea de evolución se sustenta en ser producto del método científico, es decir de la observación de mundo natural, su debida teorización y experimentación. Si traducimos este método al pensamiento hindú, la validez de esta teoría se verifica por medio de Pratyaksha o la percepción sensorial, basada en la observación de los cuerpos de los seres vivos existentes o de los restos de aquellos extintos; y en menor medida de Anumana (la inferencia) -únicamente para aquellos extintos. Cabe resaltar que la teoría de la evolución no es producto de la postulación intuitiva (Arthapati) ni de un testimonio escritural (Shabda), sino que posee un sustento físico-evidencial, que si bien continua en constante actualización y auto-corrección, no por ello posee menos objetividad.


En segundo lugar, pero aún más importante, la evolución se sustenta en los conceptos de la teoría de la transformación (Parinamavada) y en la teoría del efecto pre-existente (Satkaryavada). Aunque ambas teorías fueron primeramente propuestas en el Samkhya, el Vedanta las ha apropiado con ligeros cambios. Parinamavada en el Samkhya describe la cualidad inherente de la materia (Prakriti), la cual es que no existe absolutamente nada en ella -la manifestación- sobre el cual no se efectúe una transformación. El proceso de creación y destrucción constante no es más que eterna transformación. La destrucción corresponde a la disgregación de los elementos de un cuerpo-objeto existente, mientras que la creación es tan solo la re-estructuración y organización de los elementos disgregados, en un nuevo cuerpo-objeto. La tendencia a la entropía del Universo, confirmada por la física moderna así lo atestigua.


Los cambios no ocurren solo en el plano de lo macro, sino que también en el micro, y todo lo que esté entre ello. El cuerpo, en instancia, siempre está experimentando el cambio. Crecer y envejecer son un claro ejemplo. Además la constante necesidad de ingestión de alimentos y bebidas -descrita en el Aitareya Upanishad 1.2.5- ilustra cómo para sustentar una existencia se deben disgregar y agregar los elementos de los otros cuerpo-objeto existentes. Así, al momento de la muerte ocurre de nuevo la disgregación del cuerpo, lo que a su vez permite la congregación de otros cuerpos, mediante la reorganización de los elementos ya existentes y de los resultantes. Pero estos nuevos cuerpos, no tienen por qué ser idénticos. Puesto que, como la teoría de la transformación es permanente, conforme se suceden las generaciones de seres corporificados, también se manifiesta un cambio en la forma, aptitud y genética de la descendencia. De tal modo, que las especies estén constantemente cambiando/evolucionando es una necesidad inviolable de la naturaleza (Prakriti).


El Vedanta modifica la teoría de la transformación de la siguiente manera: Prakriti en sí misma es inerte e inconsciente, en su lugar, Brahman es la verdadera causa material (Prakritika Karana) -así como la efectiva (Nimitta Karana). Por esto, Parinamavada indica que el Brahman es la fuente y sustancia de la manifestación material, y Él mismo efectúa el constante cambio de la materia, a pesar de que Brahman en sí permanece inalterado. Por lo tanto, no se puede aceptar la idea de que el Principio Creativo genera al Universo una vez y este último permanece estático, pues la Causa continua modificándolo; es decir, el Brahman como Principio Creativo no crea el Universo y allí se detiene, sino que lo moldea incesantemente. La famosa metáfora vedantista del Alfarero y la arcilla - en la que Brahman es el Alfarero, pero también la arcilla- así lo prueba, pues se representa no a la arcilla como la pieza de alfarería terminada, ni como la arcilla pre-existente, sino a la arcilla en el torno dando vueltas y mutando según lo dicta la mano del Alfarero. Por consiguiente, Brahman es la causa final de las fuerzas evolutivas y en Él se modifican la especies.


El alma (Atman) no muta con los distintos cuerpos que habita. El Atman es constante, pero al estar sujeto al Samsara según sus acciones (Karma), acepta distintos cuerpos. El cuerpo otorgado siempre muda en constancia con la carga karmica del Samsarin (aquel que reencarna). Si bien los textos de los Puranas especulan la existencia de 8.400.000 tipos de cuerpos posibles, en potencia filosófica no hay limite para los tipos de cuerpos, pues otorgar un limite al cambio de los seres vivos es contrario a la teoría Parinamavada, aceptada en varias vertientes vedanticas -sobre todo por el Bheda-abheda (diferencia y no diferencia). Incluso si esta teoría es rechazada, como en el monismo (Advaita) y se apoya la teoría de la causación ilusoria (Vivartavada), el cambio constante es parte de la ilusión super-impuesta, -aunque yo personalmente no concuerdo con esta última teoría.


Otro concepto clave que sustenta la aceptación de la evolución por parte del Sanatana Dharma es Satkaryavada (el efecto pre-existente). En ella se propone que todo efecto reside en su causa, como potencia primero, y luego en hecho. En las especies antiguas existe en potencia su posterior diversificación, puesto que el cambio es una ley natural inalterable. Un claro ejemplo de ello sería que al poseer los peces antiguos extremidades -aletas apoyadas en estructuras musculares- existía en ellos la potencia de que su descendencia desarrollara más aquellas extremidades -tales como patas, alas, brazos y piernas. Tal es el caso de los tetrápodos (que incluyen a todos los vertebrados terrestres) pues descendemos de un ancestro en el cual cuatro de sus extremidades presentaban la potencialidad, y de allí que las cuatro fuerzas de evolución concretaran dicha posibilidad. No obstante, la teoría Satkaryavada tendría sus limitaciones vista desde el método científico si se presupone que hay un camino pre-establecido latente en los seres vivientes; esto no podría probarse. Para evitar la limitación se debe entender que la ley del cambio proporciona una virtualidad amplísima de efectos en los cuerpos de las criaturas vivientes, siendo las 4 fuerzas evolutivas las causas.


Así, al re-interpretar las antiquísimas ideas del Samkhya y del Vedanta se logra erradicar varios conflictos entre la ciencia moderna y el Sanatana Dharma. Basado en las impresiones maravillosas que he podido obtener de los antiguos pensadores de la India primigenia, estoy seguro que de tener los medios tecnológicos para obtener conocimiento, que hoy poseemos, los grandes sabios-filósofos del pasado aceptarían la teoría de la evolución biológica, pues filosóficamente no son contrarias. Religiosamente, tampoco son contrarias, pues en ellas también estaría manifiesto el Brahman como la Causa Suprema.


Sin embargo, aquí surge otro problema: ¿Qué hacer entonces con los postulados cosmológicos de los textos sagrados en los que no se concibe la evolución?


Dichos textos corresponden a los Puranas e Itihasas, los cuales contienen intentos auténticos de explicar la realidad, no obstante, poseen sus limitaciones. En primer lugar, la perspectiva puránica no debe leerse literalmente. La palabra Purana significa antiguo, y de hecho, para el tiempo de composición de los Puranas actuales (Maha-purana) -en el primer milenio de nuestra era (siglos I a XI)- mucho del material puránico ya era material antiguo, inclusive tan antiguo como el Rig Veda (1500-1200 ac). Con todo, hay otras porciones de este material por mucho más recientes, que evidencian cambios en el entendimiento del mundo; como es natural por el paso del tiempo. Lo importante aquí, es saber que los relatos puránicos son legendarios: en su núcleo son levemente históricos, pero están cubiertos de varias capas mitológicas. Si bien, esto no demerita la riqueza espiritual y filosófica contenida en los Puranas, la cual debe ser destilada entre lo real y lo fantástico.


Los Puranas proponen el sistema de Yugas, o sea, de eras sucesivas en las que el factor tiempo (Kala), al intercalarse con las cualidades materiales (Traiguna), deteriora el Dharma y al mundo. Los mundos de Satya-yuga, Treta-yuga y Dvapara-yuga están colmados de características no experimentables, tales como criaturas fantásticas, héroes y sabios de logros sobrehumanos, y longevidades imposibles -vivir por ejemplo 100.000 años. Por otro lado, también contienen características experimentables, de hecho, muy familiares al mundo de hace dos milenios atrás: hay vacas, elefantes, tigres, reinos, ciudades, villas, templos, hay vejez, hay juventud, hay salud, hay enfermedad, pobreza, riqueza, paz y conflicto. Esto puede explicarse de solo una manera: la actual era de Kali-yuga es una era empírica, se puede captar a través de la experiencia, es una representación del mundo en que vivimos. Por otra parte, las tres eras pasadas son tiempos ideales, en ellos proyectamos este mundo empírico pero lo dotamos de nuestros deseos y expectativas. Pues ¿Quién no querría vivir en un mundo donde reina la armonía y los Dioses caminan entre los hombres?


Empero, estos mundos ideales son estáticos pues reflejan la vida humana en un periodo de tiempo relativamente pequeño, en comparación al tiempo evolutivo. Es cierto que hemos experimentado algunos cambios importantes, tales como la extinción de la mega-fauna y el fin de las glaciaciones, pues la existencia del humano anatómicamente moderno -200.000 años- corresponde al fin del pleistoceno e inicios del holoceno (periodos geológicos); pero nuestra memoria no puede remontarse a tiempos tan remotos -ya que el registro histórico cuenta con tan solo 5.000 años. Por ello, sin contar con el conocimiento de eones pasados y de las criaturas que surgieron y se extinguieron en el incesante flujo del tiempo, es natural que proyectemos las circunstancias presentes al pasado desconocido. Esto no indica que los antiguos fueran menos inteligentes, ya que si viviésemos en aquel tiempo habríamos llegado a conclusiones semejantes, al contrario, es gracias a los avances de nuestros antepasados -cercanos y remotos- que hoy poseemos la perspectiva de ver más atrás en el pasado - en este caso, en el pasado evolutivo.


En conclusión, toda esta disertación aboga por la adopción de un hinduismo progresista. Por ello, hemos descubierto que las teorías de la transformación y de la causa pre-existente (Parinamavada y Satkaryavada) son mucho más vigentes de lo que se creía. La manifestación es dinámica, está en constante cambio, y de las formas viejas provienen las nuevas. Ninguna forma-cuerpo perdurará eternamente, pues siempre cederán al dinamismo de la naturaleza. Por su parte, la naturaleza siempre oscilará entre la Creación, Preservación y Destrucción, con la transformación que todo ello conlleva. La historia evolutiva no es sino la puesta en practica de este fenómeno (creación-preservación-destrucción) de los cuerpos de las entidades vivientes. Por último, la evolución en si es vista como un hecho (efecto) y como una causa, que si nos remontáramos de causa en causa -no cronológicamente, sino jerárquicamente- llegaríamos a la Causa de todas las causas: Brahman. Pues como reza el himno en sánscrito, el Supremo es Sarva Karana Karanam (Brahma Samhita 5.1.1).






 
 
 

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