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Sobre Brahman y Allah: de Hinduismo e Islam.

  • Foto del escritor: Narayana Putra
    Narayana Putra
  • 16 sept 2023
  • 60 Min. de lectura


-‘’Ishvar-Allah tero naam, sabako sanmati de Bhagavan.’’-


(Ishvara y Allah son tu nombre, Oh Dios bendícenos a todos.)


Raghupati Raghava Raja Ram (Versión de Gandhi).



1.Bharat e Indostán.


(Din-i-Illahi)


Gandhi no fue el único en ver similitudes entre el Hinduismo y el Islam, ni tampoco en reconciliarlos. Otros grandes sabios como Ramakrishna, Guru Nanak y Sai Baba de Shirdi supieron ver la Verdad en ambas tradiciones. Incluso un emperador y un príncipe Moghol fueron de opinion semejante; se trata de Akbar, quien formó su propia tradición sincrética entre Hinduismo e Islam: el Din-I-Illahi (la religión de Dios); y de Dara Shikoh, quien mandó a traducir los Upanishads al Persa, del cual serían posteriormente traducidos a las lenguas europeas.


Así pues, ver a Allah como Ishvara - y a Ishvara como Allah- no es una idea nueva, a pesar de que no todos los Sanatanis (hinduistas) ni todos los Muslim (musulmanes) se sientan muy cómodos con ello. Pero la coexistencia de ambas religiones en el Indostán/Bharat -como los unos y los otros llaman a la India- nos ha legado las perspectivas de algunos Babas y Fakirs -santos hindúes y musulmanes- en cuya espiritualidad se difumina la diferencia entre las dos tradiciones. ¿De qué se trata, entonces, este misterio que trasciende fronteras sociales, religiosas, políticas y culturales?


Allah proviene de la expresión árabe Al-ilah (El Dios), y es la Deidad única del Islam. Se dice que es El Dios, para diferenciarlo en categoría y superioridad sobre los dioses que se adoraban en la Arabia pre-islámica. En cambio, Ishvara es un término en sánscrito y significa Señor Supremo o Supremo Controlador, este nombre es usado en los Vedas para designar a Aquel que es Dios entre los dioses védicos. Puede ser también que Ishvara es la causa, la esencia y la conjunción de todos los dioses. Por lo tanto, en estos dos términos, Él -que no puede ser comparado nadie más- se compara solo consigo mismo. Esta es la Verdad del Baba y el Fakir.


Pero no todos tienen el ojo para ver la similitud, ni el aspecto externo entre el Dharma y el Islam se solapa perfectamente. En efecto hay diferencias, pero también hay convergencias. Después de todo, esto se trata de otra manifestación del omnipresente fenómeno de la diferencia y la no-diferencia aplicado, pues quien tiene el ojo para ver dos, ve dos, y quien tiene la vista, observa solo uno. Es tan solo una cuestión de percepción.


Por consiguiente, yo quiero dedicar este escrito a mis reflexiones acerca de mis estudios sobre el Hinduismo y el Islam. No es que haga parte de un estudio formal o remunerado, ojalá -palabra que curiosamente viene del Árabe Inshallah (si Allah lo quiere)- sino que es producto de mi propósito de vida. El cual, no es buscar una religión a la que pertenecer, en su lugar, es realizar esta expresión: Jvalantam sarvato mukham (rostros brillando en todas direcciones); puesto que el rostro de mi Señor brilla en todos lados, tanto en los versos del Veda, como en las paginas del Corán.


Hace poco leí una traducción del Corán, pues el Corán propiamente solo existe en Árabe. De dicha lectura me surgió la idea de analizar mi tradición principal (el Hinduismo) en comparación con lo que he aprendido del Islam. Es más, he pensado en realizar este ejercicio con la tradición Judeocristiana, con el Hermetismo y otras dos de las religiones Dharmikas (Budismo y Jainismo). Claro está, serán temas futuros y quizá me tome unos cuantos meses completarlo.



2.Desde la montaña y los ríos:


Jabal-al-nur y Sindhu-Sarasvati-Ganga.


Como el tema es tan complejo, y puede que no toda mi audiencia este familiarizada con el Hinduismo o con el Islam, procedo a relatar una breve historia de ambas religiones. Comencemos con el Hinduismo:


A. Desde la tierra de los ríos


(El Ganga en Varanasi)


La civilización en India siempre ha girado en torno al agua dulce. Los grandes ríos del Subcontinente provienen de los Himalayas, que delimitan toda la zona norte creando una barrera efectiva entre las planicies al sur y el montañoso Tíbet. Estos ríos son los dones de Himavat (Dios del Himalaya), ellos hacen que el norte de la India sea una región particularmente fértil. El sur del Subcontinente tampoco carece de ríos importantes, que aunque más cortos, también sirvieron como núcleos civilizadores para las culturas dravídicas.


Un himno védico, conocido como Nadistuti Sukta (Rig Veda 10.75), enumera los ríos del norte, en cuyas riveras floreció la sociedad védica. Entre ellos encontramos el Sindhu (el Indo), el río principal que fluye por Pakistán; su nombre es la antonomasia del curso de agua, ya que su nombre significa Mar de agua. El Sindhu, en su curso alto, y sus afluentes conforman el Panjab, una región muy fructífera dada la cantidad de agua. Están también el Yamuna y el Ganga (Ganges), este ultimo obtendrá en tiempos pos-védicos importancia absoluta; ellos conforman la fértil región del Doab, y desembocan en la aún más rica y más fértil región de Bangla (Bengala). Por último está el desaparecido río Sarasvati, que tal vez fluía paralelo al Sindhu por la hoy árida región del desierto de Thar. El Sindhu, el Ganga y el Sarasvati son los tres grandes ríos sagrados de los Vedas.


En el sur, que es una región más tropical, hay ríos más pequeños pero igualmente importantes. Entre ellos se cuentan el Narmada, que fluye por Madhya Pradesh (el país central); el Krishna y el Godavari, que riegan el Deccan; y el Kaveri en el país Tamil. Ellos no aparecen en los Vedas, dado que la cultura que los produjo se desarrolló en el norte del subcontinente, pero sí son mencionados como aguas sagradas en la tradición puránica, descendiente de la védica. Existe un Mantra purificatorío -para el agua del Pañchapatra- que invoca todos estos ríos:


‘’Oh Ganga y Yamuna tambíen, oh Godavarí, oh Sarasvatí, oh Narmada, oh Sindhu y Kaveri, por favor manifestaos en esta agua, y hacedla sagrada.’’


Gange ca Yamune caiva Mantra.


La primera gran cultura de la India surgió en las riveras del Sindhu y el Sarasvati, por ello es llamada la Civilización del río Indo, la cual floreció entre el 2.700 a.C al 1.600 a.C. Hay mucha cosas que no sabemos acerca de esta cultura pre-védica: ni su forma de gobierno, ni su religión. Sin embargo, se teoriza que puede haber aportado un substrato a la posterior religión védica. Se han hallado algunos sellos y figurillas de arcilla con representaciones de una Diosa y un Dios, este último es de gran importancia porque se encuentra en posición yógica (en flor de loto), rodeado de criaturas. Hay algunos que llegan a asociarlo con un Proto-Shiva, un Pashupati (Señor de los animales). Otros van a más allá y proponen que las técnicas yóguicas pueden ser herencia de la Civilización del Indo.


(Sello de Pashupati)


El énfasis hinduista en el agua como sagrada puede ser también un substrato, pues se han encontrado piscinas de posible carácter ritual, como el Gran Baño de Mohenjo-daro, en Sindh, Pakistán; y las piletas de Dholavira, en Gujarat. Las grandes ciudades de Harappa, Mohenjo-daro, Dholavira, Lothal y Kalibangan fueron todas abandonadas hacia el 1.600 a.C, bien porque el curso del Sindhu cambió y el Sarasvati se desecó, o bien por otros efectos del cambio climático. Para cuando llegaron los pueblo Arya (Indo-arios) al Subcontinente, esta civilización ya había colapsado completamente.


(Gran Baño de Mohenjo-daro)


Hay un substrato más, o mejor dicho una etapa preliminar cuya influencia es evidente y comprobada en el Hinduismo. Se trata de la herencia indo-europea (cultura Yamnaya) y de la subsecuente cultura indo-irania (cultura Andronovo) de los habitantes de la India. Se trata de una religión prevédica desarrollada fuera del Subcontinente, ya que corresponde al pensamiento religioso de los ancestros de los Arya, que posteriormente se dividieron en Indo-arios e Iranios. Esto explica la fuerte afinidad tanto lingüística como funcional de las deidades védicas con aquellas del Avestan iranio, y su posterior re-interpretación como los Spenta (espíritus angelicales) del Zoroastrismo.


Los pueblo Indo-arios, o Arya (Nobles) como se llamaban a sí mismos, se asentaron primero en las margenes del Sindhu y afluentes, en el Panjab, aunque más tarde colonizaron las regiones bañadas por el Ganga y el Yamuna. Se calcula que llegaron a la India en torno al año 1.500 a.C. Estos pueblos, que hablaban Sánscrito -una lengua Indoeuropea- fueron los autores de los Vedas. Con todo, el termino recipientes y compiladores de los Vedas sería más preciso, ya que los Vedas son Sruti (revelados) y Apaurusheya (de autoría no-humana). Los Vedas consisten en la compilación de himnos sagrados, que fueron oídos por los Rishis (Sabios) de la antigüedad, cuando estos estaban absortos en profunda meditación. El germen de todos estos himnos es el Omkara (la sílaba Om), esta sílaba es la forma sonora de Dios.


Los himnos fueron compilados por las familias sacerdotales en cuatro Samhitas (colecciones), conocidas como Rig-veda, Yajur-veda, Sama-veda y Arthava-veda. En los siglos posteriores fueron añadidos elucidaciones practicas (Brahmana) y filosóficas (Aranyaka) a los cuatro Vedas, y más tarde se agregó la ‘’Joya de la Corona’’ del conocimiento védico: los Upanishads. Este desarrollo comprende el denominado periodo védico (1.500 a.C - 600 a.C).


Durante esta época, la espiritualidad se centraba en el Yajña (el sacrificio), en honor a los multiples Dioses védicos. Los Dioses védicos están relacionados a los aspectos naturales y sociales del mundo, así pues hay Dioses atmosféricos como Indra y los Maruts; solares como Vishnu, Vivasvan, Arayman, Pushan, Amshuman, Savitur, Tvashtur y Mitra -aunque cada uno con su propia personalidad y dominio-; lunares como Soma-Chandra; celestes como Dyaus, Ushas, Aditi y Nakshatra; ctónicos como Yama-Antaka; terrestres como Prithvi; y elementales como Vayu, Agni y Varuna; cada uno de ellos con multiples funciones (naturales y sociales). Hay también otros más difíciles de clasificar, como Rudra-Shiva, o trascendentales/creadores como el Jagat-Purusha, el Prajapati y Hiranyagarbha. Todos en estos dioses son Uno: el Ishvara védico anteriormente mencionado. Cada Dios, con su nombre, aspecto y función, es una manifestación del Ishvara:


‘’En Él es entrado este poder; Él mismo es Uno, Único, Uno Único. Todos los Dioses en Él se vuelven Uno.’’


Atharva Veda 13.4.20-21


Georges Dumezil -antropólogo frances- logró comprobar que así como en otras religiones de linaje indo-europeo, los Dioses védicos se encajan en estamentos funcionales: Los hay sabios-soberanos, guerreros y fértiles. Los principales representantes de este ordén divino, que luego se refleja en el social, son Mitra-Varuna (los sabios soberanos), Vayu-Indra (los guerreros), y los dos Ashvin -Nasatya y Dasra- (fertilidad-sexualidad).El sistema de Varna (las castas) se basa en este orden divino, siendo los sabios los Brahmin, los guerreros los Kshatriya, y los fértiles los Vaishya. La cuarta casta, los Shudra corresponden a elementos (personas) nativos no integrados completamente en el sistema Arya. En el Rig-veda los ancestros de los Shudra son llamados Dasa, cuyo significado evolucionará en sirviente/esclavo, perdiendo su connotación étnica.


A la adoración de los Dioses védicos y el sacrificio como principal actividad religiosa se le llama Védismo, el estrato más antiguo del Hinduismo. Al énfasis en el Uno, Único y Absoluto se le conoce como Brahmanismo, y es posterior al Védismo. El Brahmanismo se apoya principalmente en los Brahmana, Aranyakas y Upanishads, las porciones más recientes del Veda. También se le llama Brahmanismo por el papel sobresaliente de la casta sacerdotal (Brahmanas).

(Yajña védico)


El Hinduismo moderno aún se hallaba en etapa embrionaria. Posterior a siglo VII a.C, con la aparición de las escuelas heterodoxas Shramana (Budismo, Jainismo, Ajivika), y la redacción de las primeras capas de las dos grandes épicas/epopeyas (Mahabharata y Ramayana), se atestigua una etapa de transición. A esta etapa la llamaré Hinduismo-épico (por el papel predominante de la dos épicas/epopeyas). Paralelamente, en los últimos siglos antes de nuestra era (siglos V al I a.C) se fundamenta la filosofía hindú con la canonización del Shad-Darshana (la seis escuelas filosóficas): Vedanta, Mimamsa, Yoga, Shankya, Vaisheshika y Nyaya.


Con el Mahabharata y el Ramayana hay un cambio de énfasis, el sacrificio aunque permanece importante, pasa a segundo lugar con respecto a un nuevo tipo de piedad: el Yoga, como el Bhakti (la devoción) y otros tipos de Yoga. Teológicamente hay innovaciones también, Vishnu y Rudra/Shiva pasan a disfrutar de una posición dominante, pues Ellos se identifican como el Ishvara; además la personificación del Brahman como creador -y por tanto del Prajapati y el Hitanyagarbha védicos- da lugar a la deidad: Brahma. Brahma, Vishnu y Shiva se conforman como la Trimurti: la manifestación triple del Ishvara/Brahman.


El culto a los heroes se canoniza, así pues Rama del Ramayana se identifica plenamente como una encarnación de Vishnu. Con Krishna del Mahabharata ocurre igualmente, Gopala-Krishna, Bala-Krishna y Vasudeva se unifican y se identifican como Vishnu. De este modo, la doctrina de los Avatara se establece. No será sino hasta el Hinduismo moderno/clásico que algunas escuelas elevarán a Rama y a Krishna por encima de Vishnu, como su fuente y no su encarnación.

(Krishna)


¿Cómo, siendo un devoto de Rama y Krishna, digo que evolucionaron del culto a héroes? Basado en los estudios hasta ahora adelantados por la academia, la evidencia para afirmarlo es contundente. Por ende, prefiero ser leal a la verdad que a la condescendencia, puesto que como ideas Krishna y Rama han evolucionado hasta lo que hoy son: el Brahman. Pero no siempre fue así, los mismos Vedas son testigos de su ausencia, su embrión es Vishnu, pero como personalidades nacen en la epopeyas. Ello no merma la divinidad de Rama y Krishna, pues todo nombre y forma proyectado al sin nombre y sin forma (Brahman) es una manera valida de adoración.


Entonces, la lectura de Georges Dumezil de las épicas como transposición literaria de la religión védica debe ser tomada en serio. Puede o no puede haber una trasfondo histórico en las dos épicas, pero su valor no reside en su lectura como anales históricos, sino como documentos simbólicos que sintetizan la quintaescencia del pensameinto védico. De ahí que el Mahabharata sea ,no oficialmente, el quinto Veda, accesible a aquellos incapaces de o vetados del estudio directo de los Vedas.


Tras esta etapa de transición entre la antigua tradición védica y el Hinduismo propiamente dicho, llega el periodo que define a esta religión como hoy la conocemos: el Hinduismo-puránico. Es más, con la consolidación del Canon Puránico (Maha-puranas) entre los siglos I a X d.C, se puede decir que entramos en lo que conocemos como Hinduismo moderno. Los Puranas son el cenit de la teología hindú, dotando al culto de Vishnu y de Shiva de innumerables historias, anécdotas y episodios que cimientan definitivamente la practica del Bhakti. A las cuales, el tántrismo (siglo VII d.C en adelante) enriquecerá con Pañcharatras (para el Vaishnavismo) y Agamas (para el Shivaismo). Con la introducción del Tantra, también aumenta la popularidad de la Diosa (Parvati-Durga-Kali), como tradición devocional.


Otros aspectos claves expuestos por los Puranas corresponden a la visión cosmológica del Hinduismo. El tiempo cíclico y la geografía sagrada toman forma, esta última tanto en el desarrollo de Tirthas (vados-lugares de peregrinación) , como la teoría Bhu-mandala (un cosmos geométrico, con el Meru como axxis mundi y las tierras concentricas, cual el diseño de una mandala). La astronomía puránica, en cambio, refleja un macro-cosmos más primitivo -es geocéntrico-, que es pronto superado por los avances matemático-astronómicos de los sabios de la India, tales como Aryabhata.


Desde el siglo VIII d.C en adelante la filosofía alcanza sus más altas cuotas con el establecimiento de las principales escuelas vedánticas: Advaita, Vishishtadvaita, Dvaita, Shuddhadvaita, Dvaitadvaita y Acintyabhedabheda -entre otras. Para la escuela Advaita -cuyo enfoque es el Jñana (conocimiento)- resaltan maestros como Gaudapada y Shankaracharya; por otro lado, las demás escuelas son de Bhakti, entre quienes sobresalen como filósofos geniales Ramanujacharya y Madhvacharya. Paralelamente, la devoción llega a su climax en los siglos XV-XVI con el 'Movimiento Bhakti', surgido como movimientos más populares, que sin carecer de bases filosóficas, hacen la religión accesible al pueblo llano; entre sus exponentes se cuentan: Caitanya-Mahaprabhu, Kabir, Mirabai, Sant Tukaram, etc. No obstante, el Movimiento Bhakti no es una innovación, sino una explosión del movimiento iniciado por los poetas Alvares (vaishnavítas) y Nayanars (shivaítas), en el sur de India en torno al siglo VI d. C.

(Movimiento Bhakti: Caitanya Mahaprabhu)


Los últimos siglos han visto nuevos maestros nacer, tales como Ramakrishna, Shirdi Sai Baba, Bhaktivinoda-thakur y Ramana-marishi, y al hinduismo llegar a otras costas. Aunque en los primeros siglos de nuestra era el hinduismo ya había salido de su tierra natal, al extenderse por el Sudeste Asiático, desde el siglo XIX en adelante la diaspora hindú ha llevado su religión a los países del occidente. Además, los trabajos de pioneros como Svami Vivekananda y Paramahamsa Yogananda han hecho al hinduismo popular en Europa y America, preparando el camino para nuevos maestros; entre ellos Svami Bhaktivedanta, quien popularizó mundialmente el Vaishnavismo Bengalí.


Hoy en día, el Hinduismo es una religión mundial, y no solo eso, es la religión más antigua aún viva. Su profundo impacto espiritual es nuestra herencia, otorgada a nosotros por los incontables maestros que se han sucedido, desde aquella remota época en que los sabios se asentaron en la tierra de los ríos sagrados: Bharata (India).



B. Desde la Montaña en el desierto.


(Jabal-al-nur en la Mecca)


La breve reseña sobre el hinduismo no fue la historia de un único personaje, sino de muchos, y de un proceso que tardó milenios en gestar; no en tanto, la historia del Islam comienza con la historia de un solo hombre, pues se trata de una religión revelada, es decir, posee un profeta fundador. Pero antes de llegar a la vida del Profeta (Rasullah) Muhammad (Mahoma), la paz sea con él, discutamos el entorno en el cual nació el Islam.


La peninsula Arabiga ha estado habitada por pueblos de habla semita desde el pasado remoto. Se trata de un lugar cuyo terreno y condiciones climáticas son hostiles, pero ello no evitó que los antiguos árabes pudieran asentarse en esta región. Ellos supieron aprovechar los oasis del desierto, y las relativamente verdes costas, tanto las del Mar rojo, como las del Golfo Pérsico y el sur de Yemen. La posición de la peninsula, sin embargo, fue privilegiada para las rutas comerciales de la antigüedad, pues conectaba la lejana India con el mundo Mediterráneo -en eje este-oeste- y Mesopotamia con el Cuerno de Africa y más allá -en eje norte-sur.


Estas condiciones permitieron que surgieran pequeños pero adinerados reinos árabes, que prosperaban gracias al comercio, como Himiar, Saba y Nabatea. Si bien, muchos habitantes vivían un estilo de vida semi-nomada en el desierto, los llamados beduinos, en algunos oasis específicos florecieron ricas ciudades. Situada en la Ruta del Incienso, se encuentra la ciudad de la Mecca, centro neuralgico del comercio árabe. Los habitantes de esta ciudad organizaban grandes caravanas que viajaban a Siria y el Levante en invierno, y al sur en Yemen en verano.


La principal tribu de la Mecca era la de los Quraysh, a la cual pertenecía el Profeta. Ellos se hicieron inmensamente ricos no solo con el comercio, sino también con las rutas de peregrinaje, pues gozaban del control del punto sagrado más importante de Arabia: La Kaaba (lit. El Cubo). La Kaaba es un santuario cuadrado de piedra, cubierto por hermosas cortinas, que usualmente son negras, además en uno de sus ángulos se encuentra la piedra negra, un meteorito sagrado que la tradición remonta hasta la época de Adán y Eva. Igualmente, sostiene la tradición que la Kaaba fue construida por los patriarcas Ibrahim (Abraham) y su hijo Ismail (Ismael). En tiempos pre-islámicos se usaba este santuario para guardar los ídolos de la antigua religión árabe, entro los cuales además de Allah (el Dios), también habían otras deidades, pues los árabes eran politeístas. El Corán menciona algunos de estos dioses, especialmente las hijas de Allah, como las llamaban los politeístas -pues para los musulmanes Allah no engendra ni es engendrado:


‘’¿Como es que adoran a [los ídolos] Lat, ‘Uzza, y a Manat la tercera? (...) [Esos tres ídolos] son solo nombres que ustedes y sus padres han inventado, porque Allah no les dio autoridad alguna para ello.’


El Corán, Surah 53.19-20 y 23.


Además de Allat, Al’Uzza, Manat y Al Zuhara, los antiguos árabes también creían en muchos espíritus o Yinn (Yinni en plural), quienes fueron creados por Allah a partir del fuego.


(la Kaaba)


En este contexto nació Muhammad en 570 d.C, del clan de los Banu Hashim de la tribu Quraysh. Su padre se llamaba Abdullah, pero este murió antes de que él naciera; por lo tanto, fue criado por su tío Abu Talib. Cuando llegó a la adultez, Muhammad se dedicó al comercio y las caravanas, muchas de las cuales lo llevaron a Siria y Palestina, donde habitaban cristianos y judíos. Él era famoso entre su tribu por su carácter intachable y su honestidad, cosa que atrajo la atención de una viuda adinerada, llamada Khadija, a quien el Profeta desposó en 595 d.C.


Durante años vivió cómoda y felizmente con su esposa, y con su primo Ali, hijo de Abu Talib, a quien el crió después de la muerte de su tío. Aunque la tradición no lo especifica, es obvio que en este tiempo Muhammad se familiarizó con la tradición judeocristiana, puesto que el Islam -religión que pronto le sería revelada- es la tercera de las tres Religiones Abrahámicas (siendo las otras dos Judaísmo y Cristianismo). La religión tradicional árabe no era abrahámica, si bien compartía puntos en común, heredados de un pasado semita común. Así pues, Allah es cognado de El, uno de los nombres del Dios del antiguo testamento. Por ende, como reformador de la religiosidad de su pueblo, el Profeta rompió con las costumbres autóctonas en favor de las hebreas, que no eran del todo ajenas. Estas influencias serán claras para establecer el Islam como la continuación de la revelación de Dios con los profetas judíos y cristianos.


El profeta solía retirarse a meditar en solitario en una montaña aledaña a la Mecca, hoy conocida como Jabal-al-nur (la Montaña de la Luz). Cerca de la cima del acantilado hay una cueva conocida como la Hira. Una noche (en 610 d.C) se encontraba allí el Profeta cuando tuvo su primera revelación: el ángel Yibril (Gabriel) se apareció ante él con un mensaje, el cual está inmortalizado en el Corán, como la surah 96, llamada la Célula Embrionaria (o el Coagulo). La revelación inicial dice:


‘’¡Lee! En el nombre de tu Señor, Quién creó todas las cosas. Creó al hombre de una célula embrionaria. ¡Lee! Que tu Señor es el más Generoso. Enseñó la escritura con la pluma y le enseñó al hombre lo que no sabía.’’


El Corán, Surah 96.1-6.


La revelación que el profeta debió leer -o más bien recitar y aprender- fue dada poco a poco durante muchos años, su colección se llama el Corán o Qu’ran (La Recitación). Desde aquel momento Muhammad recibió su llamado profético de parte de Allah, para llamar a los hombres al monoteísmo y rendirse a la voluntad de Allah: el Islam. El primer converso al Islam de todos de hecho fue una mujer, Khadija la esposa del profeta; el segundo fue un niño, Ali su sobrino; y el primer hombre adulto fue Abu Bakr, su mejor amigo, futuro suegro (por parte del matrimonio con Aisha) y futuro primer Califa (Sucesor del profeta y cabeza del imperio musulmán) - o Amir-al-muminim (príncipe de los creyentes) del Islam.


Con todo, la predica fue lenta al principio y pocos creyeron en el nuevo mensaje. Para complicar las cosas, el monoteísmo rotundo del Islam rápidamente entró en conflicto con el politeísmo que profesaba la tribu Quraysh, pues ellos se lucraban en gran manera con las peregrinaciones a la Kaaba, que provenían de toda la península. Al ver en peligro sus ingresos y modo de vida, la mayoría de los habitantes de la Mecca comenzó a perseguir a los musulmanes. Algunos de los perseguidos huyeron a Abissinia, la actual Etiopía, donde fueron bien recibidos por sus reyes, que eran cristianos.


Aunque la comunidad creció poco a poco, el conflicto en la Mecca llegó a tal punto que todos los musulmanes debieron dejar sus hogares y posesiones, incluido el profeta, y huir de la ciudad. Más al norte la ciudad de Yatrib, invitó al profeta para aceptar el Islam y prometió dar cobijo a los despojados musulmanes. En 622 d.C Muhammad y sus seguidores emigraron a Yatrib, en lo que se conoce como la Hijrah o Hégira. Este suceso marca el inicio del calendario musulmán, que aún cuenta los años desde el acontecimiento -de tal modo, el año 2023 es el año 1445 desde la Hijrah.


Con la presencia del profeta, la ciudad pasó a ser llamada Al-Madinat (Medina), que significa ‘’La Ciudad del Profeta’’. Allí él llego a ser cabeza de estado. Para recuperar los bienes perdidos por los musulmanes que abandonaron la Mecca, los musulmanes comenzaron a saquear las caravanas de los Quraysh, lo que pronto originó toda una guerra. La primera flecha y victoria del Islam ocurrió en la batalla de Badr, pero pronto las cosas se complicaron en la derrota de la batalla de Uhud -donde el profeta casi muere- y en el asedio de Medina, también conocido como la batalla de la trinchera. En este último combate ocurrió la tristísima masacre de la tribu judía de los Banu Qurayza de Medina, por parte de los musulmanes; una gran mancha negra en la -generalmente- asombrosa e inspiradora carrera de Muhammad. Es verosímil que los judíos Qurayza fuesen traidores, pero el castigo fue excesivo.


A pesar de las derrotas mencionadas, y las alianzas de los Quraysh de la Mecca con otras tribus, los musulmanes volvieron a imponerse en la contienda. Adicionalmente, muchos Quraysh comenzaron a abrazar el Islam y unirse al profeta. Finalmente, los musulmanes conquistaron Mecca en 630 d.C. Al adueñarse de la ciudad, el profeta entró en la Kaaba y destruyó los ídolos de los dioses, re-dedicando el santuario a Allah única y exclusivamente, sin necesidad alguna de representación gráfica (ídolo). De este modo, se inauguró el Masjid-al-haram, la Mezquita Sagrada, en torno a la Kaaba.


(El profeta Muhammad entra triunfalmente en la Mecca)


Dos años después murió el profeta, pero para entonces ya había logrado unificar a toda la Península Arábiga bajo el estandarte del Islam. Sus sucesores, los Califas Rashidun (los bien guiados) lideraron a los árabes a una expansión imperial tan rápida como pocas veces se ha visto. Aprovechando la debilidad del Imperio Bizantino y del Imperio Sasanida, que se habían combatido entre sí hasta la extenuación, las huestes musulmanas conquistaron Siria, Mesopotamia, el Levante, Persia y Egipto, regiones a las cuales llevaron el mensaje del Islam. Si bien el Corán prohíbe la conversión forzada, el pago de la Jizyah (el impuesto a los no-musulmanes), el prestigio de la nueva religión dominante (Islam), y también la conversión sincera debida a la esencia del mensaje, conllevó a que los habitantes de todas estás regiones abrazaran el Islam.


Los primeros cuatro Califa -los Rashidun (correctamente guiados)- fueron los compañeros íntimos del profeta: Abu Bakr, Umar, Uthman y Ali (el primo del profeta). Debido a disputas políticas, más que religiosas, Ali fue asesinado, lo que generó un cisma en la Umma (comunidad musulmana), la cual se dividió entre Sunnies y Shiítas. Los Sunnies, que toman su nombre de la Sunnah, la ley musulmana establecida por Muhammad, corresponden a la gran mayoría de musulmanes. La Shi’a ,que significa la Facción (de Ali), concierne una porción más pequeña de los musulmanes, ellos eran los partidarios de que la familia del profeta debía ser quien guiara el Califato Islámico, a través de la descendencia de Ali y Fatima (la hija del profeta).


Cuando el clan Omeya (Umayyad) usurpó el Califato, los nietos del profeta e hijos de Ali (Hassan y Husayn) fueron asesinados, y así se terminó de alargar la brecha cismática. Actualmente existen varias vertientes Shiítas, con creencias más o menos heterodoxas, en cuanto al papel de los Imanes (Imam), los descendientes de Ali, como los únicos capaces de guiar a la Umma e interpretar la Sunnah. Cabe resaltar, que para los Sunnies no existe tal autoridad en un humano, sino que la autoridad yace en la Sunnah misma y su interpretación. Las dos principales ramas Shiítas son los Duodecimanos o Imamíes, que aceptan solo doce Imanes, y los Septimanos o Ismailies. Estos últimos esperan la llegada de Al-Madhi (el Iman oculto), hacía el final de los tiempos; puesto que no se considera que haya un Iman vivo o manifiesto en la actualidad.


Durante el reinado de los Omeyas, el Califato Islámico llegó a su maxima extensión, llevando el Islam hasta España en un extremo, y Transoxiana en el otro. Poco después, los impopulares Omeyas fueron destronados por el clan de los Abásidas, quienes estaban más cercanamente relacionados al profeta, por parte de su tío Abbas. Los Abásidas inauguraron la edad de oro del Islam. Empero, esta dinastía vio al Califato desintegrarse, e incluso surgieron dos Califatos rivales: los Omeyas de Córdova, en España, y los Fatimíes, del norte de África, que eran Shiítas Ismailíes. Los Mongoles mataron al ultimo Califa Abásida en el asedio de Bagdad en 1258 d.C. No obstante, el Sultanato Mameluco de Egipto proclamó ser el defensor del Califato al albergar a un miembro sobreviviente de la familia Abásida. Cuando los Otomanos arrebataron Egipto a los Mamelucos, el Sultán Turco reclamó para si el título de Califa. Siglos después, con la caída del Imperio Otomano, se abolió el Califato en 1923. Actualmente el Islam no posee un cabeza de la fe, incluso si el Califa lo fue solo en papel, y nunca de facto.


El misticismo no es desconocido en el mundo musulmán, de hecho, una vertiente suya es una maravilla de conocimiento místico, aunque es un poco heterodoxa. Se trata de Tasawwuf o Sufismo. Muchos de los Fakires que mencioné al inicio eran Sufíes. El Sufismo introduce el tema de la devoción de una manera muy afín al Bhakti hindú, penetrando en el arte como expresión de la devoción. De ello son ejemplo los Derviches danzantes, la poesía mística -como la de Rumi-, y la música, que en conjunto provocan la Teofanía y/o la comunión suprema. Sin embargo, no sé mucho al respecto como para ahondar sobre el Sufismo en este escrito.

(Sufíes -en este caso Derviches- danzando)



C. El río encuentra a la montaña.


(Gran Mezquita de Delhi)


Desafortunadamente el encuentro entre el río y la montaña ha sido mayormente de conflicto. Las primeras interacciones entre el Hinduismo y el Islam comenzaron tempranamente, pues como ya dije, desde la antigüedad ha habido un nexo comercial entre la India y la Península Arábiga. Los primeros conversos al Islam en India fueron comerciantes, e incluso algunos comerciantes árabes se asentaron en ciudades de la India, aunque su presencia nunca fue importante.


Una pequeña porción de las conversiones al Islam en India se debió a procesos individuales. Al contrario, las conversiones masivas vinieron acompañadas de la espada de estados invasores. Los Califas Omeyas fueron los primeros musulmanes en invadir el Subcontinente. Hacia 711 d.C los ejércitos califales penetraron en Sindh, hoy el sur de Pakistán, y lo conquistaron. La población del Sindh pasó de ser predominantemente hindú a ser musulmana.


Los habitantes de Afganistán se convirtieron al Islam tempranamente, cuando cayó el Imperio Sasanida en tiempos de los primeros Califas. Desde Afganistán, los Emiratos musulmanes lanzaban saqueos y razias hacia el Subcontinente. Entre ellos destacaron los Gaznavidas -cuya base era Gazni, en Afganistán-, en especial es infame el nombre de Mahmud de Gazni, quién incursionó en la India entre 1001 y 1026 d.C en busca de botín, obtenido principalmente al desolar templos hindúes. Su acto más controversial fue la destrucción del templo de Somanatha, en Gujarat. El templo era considerado una maravilla de su tiempo, en especial porque la Murti (Estatua-deidad) podía levitar. Suena fantástico, pero sí levitaba a causa del magnetismo, pues era de metal y el altar estaba hecho de magnetita. Así lo descubrieron los musulmanes cuando destruyeron el altar y la Murti colapsó.


Los Gaznavidas fueron reemplazados por los Ghuridas, de origen turco-afgano. El sultán Ghurida, Muhammad de Ghur, invadió India en dos ocasiones. En la primera fue derrotado en la primera batalla de Tarain por una coalición de reinos Rajputs, liderados por el afamado rey de Delhi, Prithviraj Chauhan. En la segunda invasión Muhammad de Ghur derrotó a Prithviraj en la segunda batalla de Tarain. El reino de Delhi no fue el único en caer, en cuestión de pocos años toda la planicie Indo-gangética cayó en manos de los musulmanes. Pero el Sultán Ghurida no vivió mucho para disfrutar sus conquistas. A su muerte los territorios Indostanos del imperio pasaron a manos de uno de sus esclavos-mamelucos: Qutub al-din Aibak, quien formó el Sultanato de Delhi.


El Sultanato de Delhi consiguió dominar casi todo el Subcontinente, aunque sus territorios aumentaron y disminuyeron con las varias dinastías que gobernaron aquel estado: Lo s Mamelucos, los Khalji, los Tughluq, los Sayyid y los Lodi. La elite -los dirigentes- del Sultanato era musulmana, y dominaba sobre una mayoría hindú. Y aunque no forzaron las conversiones, resultaba muy conveniente convertirse al Islam por varias razones: el gobierno estaba vetado a los no-musulmanes, ser musulmán implicaba privilegios, los hindúes debían pagar la Jizyah, pero más importante, era una forma de escape al rígido sistema de castas para las clases más desposeídas -pues el Islam prohíbe tal discriminación.


El Sultanato de Delhi se fragmentó en estados más pequeños, pero de igual elite musulmana: el Sultanato de Bengala al este y el Sultanato Bahmani en el Deccan. En estos Sultanatos separatistas continuaron la misma dinámica de poder entre gobernantes musulmanes y gobernados hindúes. El Sultanato Bahmani se dividió en cuatro sultanatos más pequeños: Sultanato de Bijapur, Sultanato de Golconda, Sultanato de Berar y Sultanato de Ahmadnagar. La situación en estos Sultanatos Deccanies fue semejante, e incluso hubo casos de persecución religiosa. Hacia el sur los combatía el último estado Hindú del Subcontinente: Vijayanagara. La lucha entre los Sultanatos y los hindúes de Vijayanagara fue encarnizada, pero hay que reconocer que el componente politico del conflicto fue más pujante que el religioso.


En 1526 los Mogholes o Mogoles, descendientes turco-mongoles de Gengis-khan y de Timur, conquistaron el Sultanato de Delhi, tras la primera batalla de Panipat; y luego subyugaron el Sultanato de Bengala. Los Mogoles también eran musulmanes, pero en el reinado del tercer Mogol, Jalal-ud-din Muhammad Akbar o tan solo Akbar, los gobernantes musulmanes fueron mucho más colaborativos e inclusivos con sus súbditos hindúes. Akbar era un gran hombre, él promulgó la tolerancia religiosa, y solía reunir en su corte Ulemas y Sufíes musulmanes, Svamis hindúes, misioneros cristianos, monjes Jainas, Sikhs, Judíos y Parsis (Zoroastristas). En la corte de Akbar el dialogo religioso estaba a la orden del día. Akbar llegó incluso a dejar atrás las etiquetas de hindú y musulmán, por lo que fundó en su corte - en la ciudad de Fatehpur Sikri, cerca de Agra- el Din-I-Ilahi (la religión de Dios) también llamado el monoteísmo divino, una especie de practica religiosa sincrética. En el Din-I-Ilahi todas las diferentes religiones eran vistas como expresiones de una Verdad Única. Lastimosamente el Din-I-Ilahi desapareció con la muerte de su fundador.


Los seguidores del emperador Akbar no fueron tan tolerantes. Su bisnieto Aurangzeb ejecutó a su hermano y rival Dara Shikoh, en quien se vislumbraba la magnanimidad de Akbar. Como emperador, Aurangzeb antagonizó a todas las otras religiones no islámicas, en especial a los Sikhs (Sijs) del Panjab, forzando conversiones. Cuando Aurangzeb conquistó los sultanatos del Deccan, entró en conflicto con el naciente poder de un nuevo estado hindú: los Marathas. Fundada por Shivaji Chatrapatti, otra gran figura de la historia de la India, la Confederación Maratha se basó, en un inicio, en la tolerancia y libertad religiosa universal, e igualdad de derechos para musulmanes e hindúes. Obviamente, esto entró en conflicto con las ambiciones expansionistas de Aurangzeb, quien ejecutó al sucesor de Shivaji, Sambhaji, cuando este se negó a la conversión forzada. Con la muerte de Aurangzeb las guerras entre Marathas y Mogoles perdieron su tinte religioso, y pasó a ser una lucha más por el poder politico.


En el siglo XVIII los británicos entraron en escena. Tanto Marathas como Mogoles fueron derrotados, y para inicios del siglo XIX los europeos ya dominaban todo el Subcontinente- a excepción del reino Sij, que caería a mediados de siglo. Los señores del Indostán ahora eran cristianos, pero el ethos británico no era convertir a hindúes y musulmanes al cristianismo, sino expropiar las riquezas de la India. Aunque como cristianos se consideraban a sí mismos superiores, no hubo esfuerzos estatales por imponer su religión.


Las tensiones hindúes-musulmanes no volverían a resurgir sino hasta el siglo XX. La India estaba por conseguir su independencia de Gran Bretaña tras largas décadas de esfuerzo político y desobediencia civil. Sin embargo, algunos sectores no estaban contentos con la independencia de una India unida. El partido político llamado Liga Musulmana estaba preocupado porque en una India independiente y democrática los musulmanes serían minoría, tanto política como religiosamente. Por consiguiente, impulsaron el proyecto por una partición del nuevo país y la creación de Pakistán: un estado musulmán en India. Finalmente, los británicos accedieron a dividir el Subcontinente en los estados de India, que es secular y de mayoría hindú, y Pakistan, que como ya dije es musulmán. La independencia de ambos estados se dio en 1947.


Las regiones de Sindh, Punjab occidental, Beluchistan y Bengala oriental pasaron a formar parte de Pakistán, porque su población era de mayoría musulmana. Con todo, los habitantes hindúes no querían quedar del lado musulmán de la frontera, ni los musulmanes del lado hindú, por lo que se provocó un éxodo masivo de personas para pertenecer a uno u otro estado. Decir éxodo es un eufemismo, en realidad se trató de un despojo de tierras, de desplazamiento forzado de refugiados por causa religiosa y de una viciosa lucha de odio entre hindúes y musulmanes. Los muertos del desorden que prosiguió a la partición se calculan entre millones. La violencia no paró con el restablecimiento del orden y la migración en masa, pues poco después de la independencia, India y Pakistán fueron a la guerra por la cuestión de Kashmir.


En la actualidad las tensiones entre India y Pakistán siguen vigentes, a pesar de que Bangladesh se separó de Pakistán y entró en la esfera de influencia de India. Empero, debo aclarar que la violencia religiosa ha menguado, y el principal motor del conflicto es la rivalidad política.


Para resumir, las relaciones entre el Islam y el Hinduismo han estado manchadas por un amplio componente político, de un grupo dominando a otro, y de estados usando la religión como sustento ideológico. Sin embargo, no hay nada intrínseco en ambas religiones que la enemiste. La India es una tierra de todas las religiones, ya que desde la antigüedad el ethos hindú ha sido el del pluralismo. Solo el necio y el ignorante toma las armas para matar en nombre de la religión, pues el sabio ve en ella un medio de reconciliación. Este es pues el contexto del Baba y del Fakir, pero veamos ahora como se compara la teología del Islam y del Hinduismo.



3. De Brahman y Allah.

(Brahman en la sílaba OM)


(Allah en caligrafía)


Todo en este mundo posee un aspecto externo, y uno interno. Lo externo corresponde a la particularidad, mientras que lo interno es la generalidad. Así como el rostro de las personas es diferente, pero el corazón en su pecho es el mismo, así también todo a primera vista es diferente, y todo sometido a escrutinio es idéntico. La diferencia y lo no-diferencia coexisten en cada aspecto de la realidad. La unidad se encuentra en la esencia de las cosas. Por eso, saltaré de la practica, directamente a la esencia del Hinduismo y del Islam: Brahman para el primero, y Allah para el segundo.


Toda religión es un camino y una guía que lleva al mismo destino: Dios es la meta. Una vez llegados a la meta ya no importa el camino. Con todo, comencemos con cómo se conciben Allah y Brahman, en una u otra religión. El Islam es más fácil de definir, al poseer un único fundador, por lo que este será el primero.


La esencia del Islam es Tawhid, que significa: Monoteísmo puro. De acuerdo al Tawhid no existe otra deidad aparte de Allah, y no existe poder divino ajeno a él, ni aliado, ni opositor; pues incluso Iblis (el demonio) seduce a los hombres con el permiso de Allah, y aquel demonio será condenado el Día del Juicio Final. Los ángeles ni se acercan a la categoría de Allah. Allah no posee hijo o hijas, ni esposa, ni padre, ni nadie que se le compare. No hay otro Dios aparte de Allah, Él es el Uno, Único, el más Grande y Poderoso, todo depende de Él, todo fue creado por Él, pero Él es increado y no depende de nadie. Tawhid se resume en la maxima:


‘’La ilaha illa Allah.’’


(No hay otro dios aparte de Allah.)


En el Corán, Tawhid se explica en la Surah 112, titulada El Monoteísmo Puro:


‘’Di: Él es Allah, Uno. Allah es el Absoluto. No engendró ni fue engendrado. Y no hay nada ni nadie que sea semejante a Él.’’


El Corán 112.1-4.


El Monoteísmo Puro del Islam se diferencia del monoteísmo del Cristianismo, porque Allah no engendra a nadie, pues no tiene pareja que sea su igual para que engendre, ni considera que Isa (Jesús) sea su hijo. Tampoco hay Trinidad, Él es Uno, no hay en él tres personas ni aspectos. Allah no cambia, es Eterno y Perfecto, no necesita de ningún complemento. Para el Islam creer que haya otro dios aparte de Allah es simple imaginación, y de hecho se considera pecado:


‘’Allah no perdona la idolatría, pero fuera de ello perdona a quien Le place. Quien asocie algo a Allah comete un pecado gravísimo.’’


El Corán 4.48


Asociar algo Allah significa equipararlo a alguna de sus creaciones, pero todas ellas Le son inferiores, ninguna creación posee la belleza, poder o majestad suficiente como para ser asociada a Allah. Por eso ninguna imagen, ni ídolo, forma o figura es merecedora de asociarse a Allah. Según el Corán, todo ídolo es una creación humana, por lo que depende del humano para siquiera ser, y no puede ni ayudarlo ni perjudicarlo de ninguna manera. De tal modo, Allah es anicónico, su nombre es la única forma de referirse o aludir a Él, ya sea que se mencione o se escriba. El Islam es completamente iconoclasta (lit. adverso a lo ídolos), ello ha llevado a que el arte sagrado solo se manifieste en la caligrafía, para evitar caer en el error de asociar algo al Señor (Rabb).

(Caligrafía musulmana: Ar-rahman, Allah es el Clemente)


En el Hinduismo, por otro lado, el Brahman posee las mismas cualidades de Allah, pues aparte de Brahman no hay nada ni nadie más, no hay igual a Él, es Uno, Único y sin un segundo. Él es el Omnipotente y todo depende de Él. Allah y Brahman son la Verdad, única e indivisible. Así describen los versos védicos al Supremo:


‘’Él no tiene ningún maestro en el mundo, ni nadie Le gobierna, y ni siquiera existe indicio para sabe Quién es. Él es La Causa, el Señor de los señores de los órganos, de los sentidos, y no tiene padre ni señor.’’


Shvetashvatara Upanishad 6.9


Brahman no fue engendrado por nadie, pero aquí hay una divergencia con el Islam, Él sí engendra: los dioses (señores de los órganos), los animales, los mundos y los humanos, todos somos los hijos de Brahman, en tanto que toda creación posee un Atman: la herencia de la plenitud del Brahman es nuestra propia Naturaleza. El Atman es Brahman. Él siendo Uno decidió ser muchos:


‘’En el inicio este mismísimo Atman era Único, Uno sin un segundo. No había nada más que parpadeara. Él pensó en sí mismo: ‘’Pueda Yo ahora crear los mundos.’’


Aitareya Upanishad 1.1


Entre Creador y los creados hay una relación de Bheda-abheda (igualdad y diferencia simultanea), lo creado es Uno con Él, pero aún así Él sigue siendo más que lo creado. Dicha relación es paradójica porque solo Él puede entenderla, no sus criaturas, a menos que Él así lo revelé en el corazón; y aún así permanece inefable: nadie puede comunicarla en su pureza.


Para muchos será una sorpresa que no haya dicho que el Hinduismo es diferente al Islam porque es politeísta, el asunto es más complejo de definir. Desde la Mandala más antigua del Rig Veda han habido muchos nombres y deidades, pero nunca se ha comprometido la Unidad de Dios en su manifestación como los Dioses:


‘’Ellos Lo llaman Indra, Mitra, Varuna, Agni, Él es noblemente alado Garutman. A la Verdad que es Una, los sabios dan muchos nombres, ellos Lo llaman Agni, Yama y Matarishvan.’’


Rig-veda 1.164.46


Brahman es Indra cuando hace llover, Mitra cuando surge la amistad entre los hombres, Varuna en el oleaje del mar, Agni en el calor del fuego, Garutman en las aves que surcan el firmamento, Yama cuando la muerte nos alcanza y Matarisvhan cuando la oblación llega al cielo. Todo Dios es una manifestación especifica de Dios. Por eso externamente el Hinduismo parece ser politeísta, pero en su fondo, en su esencia es Monoteísmo, solo que no es descrito con la rigidez del Tawhid musulmán, sino de manera indirecta, plural pero unificada. Para ser sincero, en el Hinduismo nos preocupamos poco por definirnos en los -ismos (monoteísmo vs politeísmo), nuestra fe pluralista nos otorga libertad de adorar al Uno como queramos.


En consecuencia, el Hinduismo es más bien laxo en cuanto a la asociación de nombre-forma-imagen a Dios: existen algunos que adoran imágenes, sean efigies con forma humana, zoomorfa, antropozoomorfa, o estilizada y simbólica. Al contrario, hay otros que adoran al Señor en el mantra, con distintos nombres, o sin nombre en el OM; otros lo adoran en el fuego o en la oblación, y otros lo adoran en su corazón sin necesidad de efigie. Los hay también que lo adoran en el cielo, los ríos, las montañas, los arboles, los animales e incluso en la gente. Nosotros no tenemos un profeta que nos haya enseñado una sola forma, sino muchos videntes del Brahman, que nos otorgaron la libertad de adorarlo como mejor nos guíe la intuición.

(Piedras Shaligram - o Amonitas- representación simbolica de Vishnu)


La disputa entre idolatría e iconísmo es un asunto del cuerpo. El cuerpo posee identidad (Ahamkara) que se diferencia de otros cuerpos, por eso unos adoran sin ídolos y otros con efigies, pero el corazón del que adora es el mismo, y el Señor (Rabb/Ishvara) es el mismo que rige sobre todos los hombres. La identidad nos separa en hindúes y musulmanes, pero no nos llevamos esas etiquetas a la tumba, sino solo nuestros actos y la confidencia de nuestro corazón. El Atman es libre del iconísmo y el aniconísmo, Él adora a su Señor de manera espontanea.


En cuanto a cuestiones teológicas, hay matices distintos entre las dos religiones. En el Corán, Allah es descrito como completamente trascendente, separado de su creación y de las criaturas. Allah no necesita de sus criaturas ni de su adoración. Él existe más allá del tiempo y del espacio, los cuales fueron creados por Él. Ninguna cualidad de este mundo se aplica a Él: animal, planta, mundo, hombre o mujer. Brahman, en cambio, no solo es trascendente sino también inmanente:


‘’Se mueve y no Se mueve; está cerca y está lejos; Ello está dentro de todo esto y Ello también está fuera de todo esto.’’


Isha Upanishad 5.


‘’El Ser Supremo tiene mil cabezas, mil ojos, y mil pies. Permeando el cosmos en cada lado Él llena un espacio de diez pulgadas más allá’’.


Rid-veda 10.90.1


Omnipresente indica que no hay lugar donde Él no esté, sin importar siquiera las categorías de puro e impuro con que el humano juzga a los espacios. También está en cada ser, en cada partícula y cada átomo. Los lugares saturados son su tabernáculo, y donde no hay nada, allí también está Él. Pero también está diez pulgadas más allá, él número diez (Dasha) da a entender una gran cantidad, por lo que así como Allah, Brahman también es inalcanzable, más allá del tiempo-espacio, e independiente de su creación. Así pues, el Islam enfatiza al Señor como el Grande entre lo grande, y el Hinduismo lo complementa como Grande entre lo grande, y Pequeño entre lo más pequeño.


Brahman no tiene forma, al menos no una que pueda ser concebida. Él no posee ninguna cualidad material, a pesar de que lo material solo posee cualidades derivadas de las suyas. Nadie ha visto a Brahman, así como nadie ha visto a Allah, incluso si en ambas tradiciones el Señor ha hablado al hombre. En el Corán se describe la inefabilidad de la forma de Allah, Él es inconcebible para la mente humana, y promete deleitar al creyente en el fin de los días con la forma más bella de todas: revelando su rostro.


‘’Y solo el Rostro de tu Señor perdurará por siempre, el Majestuoso y el Noble.’’


El Corán 55.27


Otros pasajes coránicos dan a entender que el Señor tiene ojos, pies, piernas, manos y se sienta en un trono -la máxima creación-, pero no hay que asociar estos divinos atributos con ninguna forma conocida en este mundo.

A pesar de que no hay atributo aplicable a Brahman/Allah, en el Hinduismo si proyectamos forma al Supremo, principalmente para ayudar en la meditación y enfocar la devoción. De tal modo, los vemos como hombre en la Trimurti: Brahma-Vishnu-Shiva, y como mujer en la Tridevi: Sarasvati-Lakshmi-Parvati. Ambas formas existen simultaneamente e interactúan mutuamente, por ende, las parejas Sarasvati-Brahma, Lakshmi-Narayana y Parvati-Shiva son consortes entre sí. Entender el concepto del Supremo amando al Supremo es extremadamente confidencial, pues no se trata de la simple atracción animal entre machos y hembras, y ni siquiera el amor romántico más profundo entre dos humanos es equiparable. Creer que la Shakti (Supremo femenino) es inferior en cualquier manera al Purusha (Supremo masculino) es un error blasfemo: ni el uno emana del otro, ni se diferencia del otro de ninguna manera. Al contrario, el Jiva-atman (la criatura - la creación - los creados) sí presenta una relación de diferencia-no-diferencia y no posee género.


En esta manifestación triple (Trimurti/Tridevi) Brahman es Creador-Preservador-Destructor, Señor de la transformación, y sin embargo, Él mismo no cambia. Ninguno de los tres aspectos es inferior al otro, ni esta mancillado por la materia -como algunos creen es el caso de Brahma y Shiva. Sus nombres en estos aspectos delatan sus atributos. Como Brahma el atributo del Supremo es el de Creador - proviene de la palabra Brahman misma- que significa que de Sí mismo emana todas las cosas, pues su raíz léxica es Briha- (Expansión). En Vishnu se delata Su inmanencia, pues significa el Omnipresente, el que todo lo penetra. Como Shiva es Quien sustenta a sus criaturas (el Auspicioso).


Los atributos principales de Allah son descritos en al inicio de cada Surah (capítulo) del Corán. De entre todos sus atributos majestuosos se resalta su magnanimidad y amor al ser humano: el más Clemente (Ar-Rahman) , el Misericordioso (Ar-Rahim).


‘’Bishmillah-ir-Rahman-ir-Rahim.’’


‘’(En el nombre de Allah, el más Clemente, el Misericordioso)


El Corán 1.1


Los nombres del Supremo son los que realmente representan sus atributos, mucho más que una efigié u otra representación artística -para el caso Hindú. En el Islam se mencionan 99 nombres. La lista de ellos se denomina Asma-ul-Husna (Los hermosos nombres de Dios). En el Hinduismo tenemos muchas listas de nombres, dependiendo de la escuela y el aspecto de Dios al que se adore. Como mi Ishta-deva -forma personal con que se adora a Dios- es Vishnu, compararé el Asma-ul-Husna con el Vishnu-sahasranama (Los mil nombres de Vishnu), si bien para no extenderme ad infinitum solo usaré 30 nombres de la lista (de la versión del Mahabharata).



La real diferencia entre Hinduismo e Islam no es Dios en sí, Él siempre permanece Uno. La diferencia es que nosotros no vemos ningún error en adjudicarle forma y atributos concretos, mientras que los musulmanes no le asocian ninguna forma y solo le conceden atributos abstractos. Pese a que vislumbramos a Dios como hombre, mujer u otras formas no humanas; con 2, 4, 8 o 1000 brazos; con 1, 2, 3, 4 o 1000 rostros; con ropa, guirnaldas, coronas, o desnudo; amable o furioso; con cientos de armas, o manos en Mudra; todo esto es simbólico. Cada forma nos sirve como un instrumento de enfoque mental e interacción corporal con el Omnipresente. Él en su misericordia entra en la piedra, el mármol, la madera y el metal donde es adorado, porque está en todas partes y aún así permanece más allá.


Incluso si poseemos muchos íconos simbólicos de Dios, hay que reconocer que ellos existen para el bien del hombre, y no el hombre para el bien del ícono. Nosotros creamos los íconos para ver, con los ojos y la mente, lo que no podemos ver; lo hicimos para sentirnos próximos del Señor. Para quien ha desarrollado la vista, quien ve a Dios en todo ser, en todas direcciones, quien no ve nada sino solo Dios, para él/ella ya no es necesario el ícono. La animadversión del Islam por los íconos es producto de su herencia Abrahámica, y con ella viene su gran defecto: la exclusividad religiosa -de esta hablaré más adelante.


La Universalidad de Dios y la libertad de su culto -íconico o anicónico- fue bien plasmada en los siguientes versos del santo-poeta Kabir:


‘’¿Si Dios está en la Mezquita, a quién entonces pertenece el mundo?

¿Si Rama está dentro del ícono, el cual encuentras tras el peregrinaje,

entonces quién sabrá lo que ocurre afuera?

Hari está en el este, Allah está en el oeste.

Busca dentro de tu corazón, porque allí encontrarás a ambos Karim [Allah] y Ram;

todos los hombres y mujeres del mundo son Sus formas vivientes.

Kabir es el hijo de Allah y de Ram: Él es mi Guru, Él es mi Pir.’’


Kabir 3.2


En Tawhid, la relación entre Allah y sus creaciones, es de diferencia entre ambos, independencia del primero y dependencia de los segundos. Hombres, animales, plantas, ángeles y Yinn, son todos individuales y diferenciados. Esto es muy semejante la escuela Dvaita del Hinduismo, probablemente porque se sospecha que fue influida por las comunidades musulmanes y/o cristianas de la costa de Malabar; ya que Madhvacarya -su preceptor- vivió en la cercana Karnataka. Dvaita significa dualidad, su principio fundamental es la diferencia entre Hari (Dios) y la Jiva (entidad viviente). En esta escuela todo ser viviente corresponde a un entidad separada de todas las demás y del mundo, así como el mundo y sus habitantes no son Hari, el Único que es independiente.


Como Allah no necesita de sus creaciones puede prescindir de aquellos que incurran en su ira. El Islam considera que sobre ellos caerá un castigo eterno -este punto será expandido cuando aborde la escatología. Solo el virtuoso puede unirse a Allah en su paraíso. Los dualistas (Dvaita) son de un pensamiento parecido: las almas se dividen entre Mukti-yogyas (almas liberadas/redimibles), Nitya-samsarins (que reencarnan eternamente) y Tamo-yogyas (almas de perdición).


Así como en otros escritos he sido crítico con la escuela Advaita (no-dualismo estricto) y Vivartavadin (del mundo ilusorio), también reprocharé a la escuela Dvaita por sus excesos filosóficos. Y es que ambas escuelas no aceptan a cabalidad las verdades de los Upanishads y del Brahma-sutra; ellas solo se enfocan en los pasajes que sustentan el monismo o la dualidad por separado, pero no la síntesis de ambos conceptos. Por lo tanto, una lectura más neutra de los Upanishads clarifica la unidad del Brahman con el Atman de cada Jiva, pero concede un grado de diferencia entre los mismos. Esto es el Bheda-Abheda (diferencia-no-diferencia): la conclusión objetiva del Shastra (la escritura sagrada). El Atman en cada ser vivo, además, es puro e inmaculado, parte del Señor, por lo que ninguno puede perderse, ni extraviarse por siempre; el destino de todo ser es Moksha (la liberación).


‘’La disolución causada por el amanecer del conocimiento espiritual se dice que es la

última (Atyantika), ya que torna imposible las semillas (causas) de Saṁsara.’’


Vāyu Purāṇa 2.38.134


Para cerrar este apartado solo basta decir que Allah y Brahman son el Absoluto y la Verdad: manifiesta y oculta. La quintaescencia de ambas religiones es adorar aquella Verdad; la diferencia, por otro lado, la hemos hecho los hombres, no Dios.


‘’Todo cuanto hay en los cielos y en la tierra glorifica a Allah. Él es el Poderoso, el Sabio. Suyo es el reino de los cielos y de la tierra. Él da la vida y la muerte. Es sobre toda cosa Poderoso. Él es el Primero y el Último, el Manifiesto y el Oculto. Él conoce todas las cosas.’’


El Corán 57.1-3



4.Sobre las creencias.


A. Shastra y Kitab.


Los hindúes tenemos Shastra, las escrituras, y los musulmanes tienen Kitab, el libro. Digo escrituras en plural para los hindúes porque no hay un único libro sagrado. Los Vedas están al tope de la jerarquía, pero aún así no son textos definitivos. En estos días rara vez alguien lee los Samhita, Brahmana y Aranyaka del Veda, a no ser que se trate de un Brahmin de casta o un académico. Los Upanishads son más populares y sustanciosos, puesto que tratan la ciencia del Brahman. De esta manera, el Prasthanatrayi es la cumbre del conocimiento védico, por lo que a los Upanishads hay que sumar el Brahma-sutra y el Bhagavad-gita, cada uno con innumerables exégesis.


Los Puranas, el Ramayana y el Mahabharata no deben desestimarse, pues son más populares que la literatura propiamente védica. No es que sean contrarios a los Vedas, sino que son posteriores, basados en los Vedas pero con considerables diferencias. Las mayores tradiciones tienen cada una textos de preferencia: Puranas, Upanishads, porciones del Itihasa, y demás. Están también las revelaciones paravédicas (Agama-Tantra); y los numerosos Sutras, Vedangas, Shastras menores (Upavedas), Dharma-shastras, hagiografías, Gitas (cantos), Mahatmyas (glorificaciones), etc. Los textos hindúes son muchísimos, una vida sola no bastaría para leerlos todos. La opulencia de textos sagrados se explica por el pluralismo hindú: mil y una formas de llegar al Señor. Pero de esto ya he escrito antes, por lo tanto, la mención es suficiente.

(Vedas en escritura Devanagari)


Al sinfín de escrituras hindúes se opone el pequeño número de textos divinos aceptados por el Islam. No hay que pensar que literariamente la tradición musulmana sea pobre, eso no es así, pero los libros exegéticos, místicos, Kalam (teología), Hadith (dichos del profeta) y Falsafa (filosofía) no clasifican entre los textos revelados. Estos últimos son tres (conocidos): la Torah, el Evangelio y el Quran (Corán). La Torah contiene la revelación de Allah a Musa (Moises), y es el libro sagrado del Judaísmo. El Evangelio es la revelación dada a Isa (Jesús), sagrado a los cristianos. El Corán es la revelación concedida a Muhammad, la última de las tres grandes tradiciones abrahámicas. Se dice abrahámicas porque rastrean su génesis a la figura del patriarca Abraham -del que no hay constancia como personaje histórico-, el cual firmó un pacto y convenio con YHWH/Dios/Allah.


El Corán fue revelado por Allah a Muhammad, a través del angel Yibril (Gabriel). Los musulmanes creen que el Corán es la palabra misma de Allah, y que como Él, es eterno. La poesía del Corán se considera de calidad celestial, basta con oír la recitación de unas cuantas Aleyas (versos), para reconocer que es un trabajo artístico excelente. Con todo, Muhammad no era poeta. La tradición, por lo tanto, adjudica su única autoría a Allah, y reconoce al profeta solo como el medio de transmisión. Como palabra divina, el Corán solo existe en lengua Árabe, las traducciones son más bien una interpretación del mismo.


‘’El Compasivo enseñó el Corán, creó al ser humano y le enseñó a hablar con elocuencia.’’


El Corán 55.1-4


La revelación duró años, desde el inicio del llamado profético hasta la muerte de Muhammad. Durante este tiempo, sus discípulos y compañeros anotaron las revelaciones, después de que él se las recitase, en huesos, tiras de cuero, hojas de palma y otros materiales perecederos. Por consiguiente, a la muerte del profeta, el Califa Abu Bakr ordenó compilar las revelaciones dispersas. La consolidación de la versión final del Corán se dio unos años después, durante el reinado del tercer Califa, Uthman. El Corán se divide en Surah (capítulos) -en total hay 114-, que no están ordenados en orden cronológico. En vez de ello, se organizan según el tamaño, siendo las Suras (Surah) iniciales las más largas, y las finales las más cortas; a excepción de la primera: Al Fatihah (la Apertura), que es corta. La Apertura reza así:


‘’En el nombre de Allah, el Compasivo con toda la creación, el Misericordioso con los creyentes. Todas las alabanzas son para Allah, Señor de todo cuanto existe. El Compasivo, el Misericordioso. Soberano Absoluto del Día del Juicio Final, solo a Ti te adoramos y solo de Ti imploramos ayuda. ¡Guíanos por el camino correcto! El camino de los que has colmado con Tus favores, no el de los que han caído en Tu ira, ni el de los que se extraviaron.’’


El Corán 1.1-7


Para todos los musulmanes contemporáneos el Corán es co-eterno con Allah. Empero, hubo una escuela teológica (Kalam) en la edad media que rechazó el concepto, llamada Mutazilismo. Esta hizo del Corán una revelación no eterna, sino creada, sujeta al cambio del tiempo -e interpretación- y apta solo para el momento social/cultural en que fue revelada. Claramente esto fue un asunto polémico, y las ideas de esta escuela pronto fueron rechazadas por la ortodoxia. El fundador de la principal escuela teológica Sunní, Al-Ash’ari, fue Mutazilí en su juventud, pero al crecer renegó del Mutazilismo.


(El Corán en escritura Kufíca)



B. La tierra de los Dioses y la última revelación.


El Islam afirma ser la última de las revelaciones de Allah al mundo. Han habido otrás revelaciones en el pasado, pero se considera que la dada a Muhammad es definitiva, por eso se le llama 'El Sello de los Profetas'. En consecuencia, el Islam dice ser la religión más correcta de todas; más completa que el judaísmo y el cristianismo, y sin ninguna de sus corrupciones. Además, las religiones politeístas e iconistas -que ellos derogan como idolatras- son consideradas malignas, descarriadas y pecaminosas. Esta idea no es única del Islam, es una característica distintiva de las tres religiones abrahámicas.


A esta idea de los correctos y los descarriados se le denomina: exclusividad religiosa. La palabra exclusividad se desglosa en ex- (fuera) y cludere (cerrar), por lo que significa dejar por fuera. En este caso, toda religión no monoteísta es dejada por fuera de la misericordia del Señor, reservada a unos pocos elegidos. Otro sentido de exclusividad es adjudicarse el monopolio de la Verdad -el gran pecado de casi todas las fes mundiales.


La historia de la exclusividad religiosa en las religiones abrahámicas se remonta a tiempos del primer templo de Jerusalén, durante la edad del hierro. En aquel entonces el culto único a YHWH no estaba completamente difundido por los reinos de Israel y Juda, por ello, debía competir con otros cultos arcaicos israelitas -o mejor dicho cananeos- tales como YHWH/El-Ashera, Baal (Hadad), Astarte y otros. Lo cierto es que estos Dioses siempre fueron parte de la historia religiosa israelita, aunque en Jerusalén se optó por el henoteísmo -adoración a un solo dios- al Dios étnico (YHWH). Para el reinado del rey Josías (640-609 a.C.) la predilección por un solo Dios evolucionó en un monoteísmo: los otros Dioses no solo no son dignos de adoración, sino que afirman que simplemente no existen -son una invención. Adicionalmente, la centralización del culto en el Dios de Jerusalén no solo poseía dimensiones religiosas, también estaban presentes matices políticos y de demarcación étnica. La posterior destrucción del primer templo y el cautiverio a Babilonia fueron explicados como el castigo que provocó la infidelidad al Dios étnico (YHWH), y por ende, los judíos abrazaron definitivamente el monoteísmo.


(Templo de Jerusalén)


Como Dios celoso, YHWH solo admitía el culto a sí mismo; y Jerusalén -con su casta sacerdotal- era su única casa. La defensa del monoteísmo esgrimió la idea de que los ídolos de los Dioses serían confecciones humanas, pero YHWH no poseía imagen hecha por el hombre, en cambio fue Él quien hizo al hombre. De esta manera el primer monoteísmo se enemistó con todas las otras religiones circundantes, pues en su esencia eran completamente incompatibles: los sacerdotes de YHWH lo proclamaron el Único Ser divino, Único en su categoría. Esto solo pudo lograse al ser identificado YHWH -un Dios de la guerra- con el Dios El -cognado de Allah- quien hizo tanto a los hombres y como a los Dioses. Con el culto directo al Creador los otros Dioses se hicieron innecesarios, e incluso incómodos. Los muchos niveles de divinidad se simplificaron, ahora solo quedaba el Absoluto y el mortal en relación directa -no había más lugar para Dioses intermedios. El Corán dice lo siguiente al respecto:


‘’¿Acaso adoran a quienes no pueden crear nada, sino por el contrario, ellos mismos fueron creados? No pueden auxiliarlos, ni tampoco auxiliarse a sí mismos.’’


El Corán 7.191-192.


El Judaísmo primero, y el Cristianismo después, abrazaron la idea de la existencia de un solo Dios, y lo hicieron su rasgo distintivo en el mundo mediterráneo, donde proliferaban los politeísmos. El Islam bebió tanto del Judaísmo como del Cristianismo, en especial los Ebionitas -un punto medio entre ambas religiones. De tal modo, heredó el monoteísmo - el Tawhid- pero con ello también la exclusividad religiosa: antagonista con otras religiones. Para el Islam, los creyentes se limitan a los musulmanes y otros monoteístas abrahámicos, la gente del libro: judíos y cristianos. Hay también un cuarto grupo, de difícil definición: los Sabeos, monoteístas puros no abrahámicos. Nadie sabe con certeza a quien se refiere el Corán con este grupo, pues incluso los monoteístas iranios, los Zoroastristas, no fueron considerados monoteístas puros por los conquistadores musulmanes. Si bien, yo definiría al Zoroastrismo como una religión dual, y en la misma categoría habría de clasificarse el Maniqueísmo. Ambas tradiciones eran populares en el Iran-e Borzog (el Gran Irán) en la época que vio nacer el Islam.


En el Hinduismo, por el contrario, nosotros nos movemos fluidamente entre el monoteísmo, el henoteísmo y el politeísmo. Nunca hubo una necesidad de distinción ni uniformización. El Hinduismo no moldea a sus creyentes a su precepto, nosotros lo moldeamos a nuestra preferencia. Este fenómeno se condensa en el concepto de pluralismo religioso: la aceptación y convivencia de la diversidad. Lo más próximo al monoteísmo abrahámico en el Dharma hindú es el Sharanagati -especialmente popular en el Vaishnavismo- que consiste en el ‘’matrimonio’’ o devoción exclusiva a una Deidad - en este caso Vishnu/Krishna- pero no por ello los otros Dioses no existen, se trata en efecto de un henoteísmo. A pesar de ser un Vaishnava a grandes rasgos, yo no practico el Sharanagati.


C. Fiqh y Kalam - Carana y Sampradaya.


Allí donde hay hombres, hay divergencia de pensamiento. Así pues, en ambas religiones podemos encontrar sectarismo y no-sectarismo. Hay musulmanes a quienes solo interesa practicar el Tawhid, y los hay otros que dan demasiada importancia a diferencias como Sunníes y Shiías. Igualmente, hay hindúes absortos solo en su Bhajan y su Dharma, y otros que discuten ideas sectarias e irrelevantes: si el Vaishnava, si el Shaiva, si el Shakta, si el Advatin y demás. El Bhagavad Gita cita a Dios explicando el pináculo del pluralismo:


‘’Sarvadharman parityajya mam ekam sharanam vraja aham tvam sarva-papebhyo mokshayishyami ma shuchah.’’


(Abandona todas las variedades de religiones y simplemente rindete a Mi. Yo te liberaré de toda reacción pecaminosa; no temas.)


Bhagavad Gita 18.66


Con todo, haré un pequeño recuento de las subdivisiones presentes en el Islam y el Hinduismo. Para comenzar, en el Islam sobresalen la división entre Sunníes y Shiítas. Los Sunníes poseen al menos cuatro escuelas de jurisprudencia (Fiqh) y tres de teología (Kalam). El Islam es a la vez religión y ley (Sharia); el Corán es la máxima autoridad pero puede ser interpretado con diversos matices por los Ulemas (doctores de la ley). De tal modo, las cuatro escuelas judiciales son: Hanafí, Malikí, Shafi’í y Hanbalí -llamadas cada una según sus fundador. Las tres vertientes teológicas son: Ash’ari, Maturidí y Athari. Sin embargo, hay otros movimientos más recientes, como los fundamentalistas Wahhabistas, que no merecen nuestra atención.

(Ulemas)


Los Shiítas predican que el Imam -gran doctor de la ley- solo puede provenir de la estirpe del profeta, por la linea de descendencia de su hija Fatima con su primo Ali. El Imam es para ellos la única fuente autorizada para interpretar el Corán y la Sunnah. La principal secta Shiíta son los Duodecimanos, seguidos por los Ismailitas; de entre ellos resaltan los Nizaríes, la única escuela con un Imam vivo -no oculto (Al Mahdi)- en la actualidad. Los Druzos son poco conocidos y rara vez se les considera musulmanes, si bien surgieron del Ismailismo.


El Hinduismo también cuenta con sus subdivisiones. Las primeras corresponden a las Caranas (escuelas védicas) que agrupaban a los sacerdotes (Brahmanas) según su forma de ejecutar el ritual (Yajña) y su interpretación/ramificación (Shakha). Las hubo muchas en el periodo védico, pero en la actualidad solo sobreviven sus escritos, tales como el Shatapatha Brahmana -y el Brihadaranyaka Upanishad- de Yajñavalkya, el Taittiriya Brahmana, Aranyaka y Upanishad de los seguidores de Tittiri, y el Aitareya Brahmana, Aranyaka y Upanishad de los discípulos de Atri, para nombrar algunos. Las Caranas no son mutuamente exclusivas, sino más bien tradiciones y resenciones de un conjunto unificado: la religión védica.


Las Sampradayas (escuelas) son más recientes y más sectarias. Las hay Vaishnava, Shaiva, Shakta, Saura, Ganapatya, Smarta y otras. Cada cual coloca a un aspecto del Brahman (Vishnu, Shiva, Durga, Surya, Ganesha...) como su maxíma expresión, y de cuando en cuando compiten entre sí. Las Sampradayas Vaishnavas son principalmente cuatro, nombradas por su preceptor divino: Brahma, Shri, Rudra y Kumara; pero cada una posee sus sub escuelas. Por ejemplo, la Brahma es representada principalmente por la escuela Dvaita, pero la Gaudiya también se inserta en su linaje. El Vaishnavismo solo es un caso, pues las Sampradayas son muy numerosas y no es el objetivo mostrarlas a todas aquí.

(Sadhus -santos- Vaishnavas)


D. El Dharma y Amantu Bilahi.


Comparemos, ahora, otras creencias de las dos religiones. Para ello me basaré en un Nasheed (Himno) musulmán que congrega los seis pilares de la fe, llamado Amantu Bilahi, el cual dice así:


‘’Amantu billahi wa mala'ikatihi

wa kutubihi wa rusulihi wa al-yaum al-akhiri

wa al-qadri khayrihi wa sharrihi min Allah

wa al-ba'si ba`d al-maut, la ilaha illa Allah’’


(La Fe es creer en Allah y en sus mensajeros, y los ángeles y el Día Final, y en las sagradas escrituras, y creer en el destino, que el bien y mal ambos provienen de Él, y en la resurrección; no hay Dios aparte de Allah.)


Amantu Billahi.


D.1. Rishi y Rasul.


Ya hemos hablado de Allah y de las escrituras, así que saltémonos a los mensajeros. Los Rasul (Mensajeros) son seres humanos elegidos por Allah para predicar el mensaje del monoteísmo puro a los habitantes de la tierra. El Islam proclama que todo pueblo y nación ha tenido un profeta, de tal manera, el número de profetas asciende hasta 124.000. No obstante, se conocen tan solo 25, aunque hay otros tantos candidatos cuyo llamamiento profético no es claro. La mayoría de los profetas conocidos son personajes bíblicos, pero también hay unos cuantos solo mencionados en el Corán. Los profetas son: Adam (Adán), Idris (Enoch), Nuh (Noé), Hud, Salih, Ibrahim (Abraham), Lut (Lot), Ismail (Ismael), Ishahq (Isaac), Yaqub (Jacob/Israel), Yusuf (José), Ayyub (Job), Shu’ayb (Jetro), Musa (Moises), Harun (Aaron), Dawd (David), Suleyman (Salomón), Ilyas (Elías), Alyasa (Eliseo), Yunus (Jonás), Dhu al-Kifl, Zakkariyya (Zacarias), Yahya (Juan el bautista), Isa (Jesucristo), y Muhammad.


En el Hinduismo no hay profetas especialmente escogidos por Dios, pero tenemos una cantidad gigantesca de sabios, místicos, videntes, sacerdotes, acetas y hombres santos. El termino más próximo a profeta sería el de Rishi, pero la comparación es engañosa. Los Rishi incluyen todas las categorías de personas que acabo de mencionar hace unas lineas. La tradición puránica, no obstante, menciona a siete sabios (Saptarishi) como máximas autoridades del ambito humano, los cuales son: Atri, Bharadvaja, Gautama, Jamadagni, Kashyapa, Vashishtha, y Vishvamitra. Los siete sabios son asignados por los Dioses cada Manvantara para revelar el Veda, siendo los aquí mencionados los sabios de este Vaivasvata-manvantara. Los nombres de los Saptarishi corresponden al nombre de varias familias sacerdotales de la tradición védica, tal como lo describen los himnos Apri.


A los filosofos más geniales también se les llama Rishi, en especial a seis de ellos, los Maharishi: Krishna Dvaipayana Vyasadeva, Jaimini, Patañjali, Kapila, Gautama y Kannada. Hay Rishis entre los Dioses también, como Brighu, Brihaspati -el Purohita divino- y el mismísimo Agni. Los Daityas y Danavas (demonios) tienen su propio Rishi, Shukra. Otros Rishi divinos son Narada, Durvasa y los cuatro Kumaras.



D.2. Malaikah, Kinnaras y otros seres.


(El Profeta siendo visitado por ángeles)


Los ángeles son creaciones de Allah a partir de la luz. Ellos son muchísimos y sirven a Allah de innumerables maneras, pero no son en sí mismos divinos, sino criaturas, aunque las más puras. El ángel más famoso es Yibril (Gabriel), quién comunicaba a Muhammad las palabras de Allah. Los Malaikah -ángeles en árabe- no poseen libre albedrío como los seres humanos, así que ellos no pueden rebelarse contra Allah, como ocurre con los últimos.


Los seres con albedrío son los humanos, hechos de barro, y los Yinni (genios), espíritus terrenales que fueron hechos de fuego. El primer ser en rebelarse contra Allah fue el demonio Eblis/Iblis o Shaytan (Satanás); cuando Allah creó al hombre ordenó a ángeles y Yinni a postrarse ante la nueva creación, pero Eblis rehusó por creer que él, que había sido creado a partir del fuego, era superior a Adam, hecho del barro. Allah lo castigó destinándolo al infierno, pero permitió que tentara a los hombres algún tiempo hasta la llegada del Juicio Final.


Los hinduistas tenemos seres semi-divinos, formas de vida en las que se puede reencarnar según el merito (Karma). Estos seres viven en Svarga, el cielo, y sus siete divisiones. Viven vidas idílicas pero no son del todo inmortales. Los puranas y las epopeyas mencionan Apsaras (ninfas bailarinas), Gandharvas (músicos celestiales), Kinnaras (¿es un hombre?), Vidyadharas (aquellos que cargan conocimiento), Siddhas (sabios con perfecciones), y otros. Hay también seres terrenales e infernales como los Yaksha (espíritus naturales), Rakshasa (monstruos), Nagas (serpientes), Ganas (fantasmas) y muchos más.


Como tal no hay ángeles en el Hinduismo, de la manera que muestra el Islam. Los habitantes de la Morada Suprema (Parama Gatim), donde habita Dios, son más que angelicales, pues son Uno con Dios. Por ejemplo, están los Vishnudutas que habitan Vaikuntha (el Lugar sin ansiedad), los cuales sirven a Vishnu, aunque ellos son idénticos a Él en forma, belleza y opulencia; sin embargo, existe una pequeña diferencia con Vishnu, pues incluso entre aquellos a quienes dota de su plenitud, Él sigue siendo el Señor. Todo ser en el hinduismo posee libre albedrío -al menos externamente- pero solo el Señor posee Voluntad realmente, los demás jugamos según Su designio en el Lila universal. Algo similar ocurre en el Islam, pues todo bien y mal que ocurre a cada ser es una imposición del Destino, la Voluntad de Allah. En ambas religiones el bien y el mal provienen del Señor, y Él a ellos no está sometido.

(Kinnaras)


D.3. Kalah y Az-zamaan.


Y cómo no, el tiempo no podría faltar en este análisis. El tiempo en el Islam es simple y lineal, en el Hinduismo es complejo y circular. Kalah es tiempo en sánscrito, y Az-zamaan lo es árabe, por lo tanto, comparemoslos.


En primer lugar, Allah está más allá del tiempo, y Él dicta los acontecimientos. Al inicio de los tiempos Allah creó el mundo en seis eras - no días, como en la versión judeocristiana-, y en este tiempo lo pobló con toda clase de criaturas. El proposito de la creación es, según el Corán, ‘’bueno y verdadero’’. Todos los seres fueron creados para glorificar a Allah. Para tantear a los humanos Él decretó un tiempo de probación, en el que humanos y Yinni tendrían oportunidad de actuar y demostrar su valía ante Él. Por misericordia de sus criaturas envió a los profetas para que las guiasen a adorarlo solo a Él y hacer el bien los unos a los otros. Este es el tiempo actual, empírico y de acción.


Con todo, la probación no es eterna y llegará a su fin, en una ‘’Hora’’ que solo Allah conoce. A esta ‘’Hora’’ se le conoce como el Día del Juicio Final -del cual hablaré dentro de poco. En palabras cortas, cada ser será juzgado por sus acciones y será enviado a uno de dos destinos: el infierno y el paraíso. Tras el Juicio Final no hay tiempo, sino eternidad, de alegría y placer para los buenos, y de sufrimiento sin fin para los pecadores. El mundo es creado solo una vez y su final es definitivo. Por tanto, El tiempo lineal del Islam se resume así:

A pesar de ser un tiempo principalmente linear, hay un vislumbre de pensamiento cíclico, con respecto a la historia humana. Se trata de un semi-ciclo de los profetas, en el que una comunidad prospera materialmente pero degenera moralmente, debido a esto Allah envía un profeta para llamarlos al arrepentimiento, pero el profeta es rechazado, Allah destruye a esa comunidad, y finalmente Allah vuelve a poblar la tierra de esa comunidad con nuevos pueblos, en donde se repite el semi-ciclo. Aunque hay que aclarar que no se trata de un ciclo completo, pues Muhammad significó el sello y conclusión de la revelación profética.


Los ejemplos corresponden a la destrucción del pueblo de Ad en época del profeta Hud, del pueblo de Thamud con el profeta Salih, de Sodoma y Gomorra con el profeta Lut, y en parte la destrucción del Faraón con el profeta Musa. En el Corán, el profeta Muhammad cita como evidencia ruinas de antiguos pueblos que él dice fueron destruidos por Allah. Al viajar por las rutas de comercio a Siria al norte y Yemen al sur, desde la Mecca, hay varias ruinas de la antigüedad clásica, tales como Petra, en Nabatea, y Palmira ,en Siria; puede que esto sirviera de inspiración para el relato de las ciudades destruidas por Allah y el semi-ciclo de los profetas, adicional, claro está, a la tradición bíblica.


Por otro lado, el tiempo hindú es sumamente elaborado, ya que se trata de no solo un ciclo, sino de numerosos ciclos que se contienen unos a otros; desde medidas muy pequeñas de tiempo hasta porciones universales inconmensurables. Ya en mi tesis de grado y en otros escritos de este blog he descrito los tiempos, que denominé puránicos, así que aquí está el link para quien desee saber más a cerca de ello: https://john23brodriguez.wixsite.com/website/post/pauranika-kalah-el-tiempo-pur%C3%A1nico.


Basta con saber que el Universo es creado, preservado y destruido ad infinitum. Los Dioses y otros seres divinos se renuevan con los ciclos de los Manu (Manvantaras), y la vida en la tierra constantemente gira entorno a la Yugas o Eras, llamadas Krita, Treta, Dvapara y Kali. El tiempo (Kalah) es Dios mismo. En esta forma impersonal, el Señor gobierna el universo y a sus criaturas, moviéndolas de un cuerpo a otro, del nacimiento a la muerte, y de la muerte al nacimiento; hasta que el alba del conocimiento libere a la Jiva (Ser viviente) y ella regrese al mundo espiritual: un lugar sin tiempo, donde el tiempo se disuelve en el Absoluto, es figurativo y no controla nada, pues en efecto se nulifica.


D.4 Escatología y Sotereología.


Ahora es el turno de la escatología. Dicho término proveniente del griego εσχατος (postrero, último, lejano), o sea, se refiere al conocimiento del fin de los tiempos, la tierra o los ciclos. El Islam es especialmente escatologico, puesto que el Corán recuerda al lector constantemente sobre la ‘’Hora’’ o Día del Juicio Final. El tiempo empírico y profano, de acción, finalizará en aquel momento, para el cual todo fue creado. En aquel día, cuya hora y duración es desconocida, todos los seres humanos resucitarán, para ser juzgados según sus acciones en la tierra. Durante el juicio se leerá la Tabla Protegida (Al-lawh al-mahfuz), un recuento de las obras de cada individuo. La ‘’Hora’’ será cataclismica, tanto que las montañas se tornarán polvo y ningún hombre podrá esconderse del Señor. Leamos, entonces, su descripción en el Corán:


‘’Cuando el Sol se contraiga, cuando las estrellas pierdan su luz, cuando las montañas sean pulverizadas, cuando las camellas preñadas sean dejadas de lado, cuando las bestias salvajes sean acorraladas, cuando los mares hiervan y se desborden, cuando las almas vuelvan a emparejarse [con sus cuerpos], cuando se le pregunte a las niñas que fueron enterradas vivas por qué pecado las mataron, cuando los registros [de las obras] sean repartidos, cuando la bóveda celeste desaparezca, cuando el fuego del infierno sea avivado, y cuando el Paraíso sea acercado. En ese momento sabrá cada alma el resultado de sus obras.’’


El Corán 81.1-14


Con respecto a las niñas enterradas que menciona esta Surah, se trata de una costumbre pre-islámica en la cual los árabes mataban a sus propias hijas recién nacidas, por no querer alimentarlas y por no haber sido varones. El Profeta puso fin a esta costumbre barbárica. Con respecto al resultado del juicio, hablaré en breve.


El hinduismo no propone un final total, pero si un conjunto de finales cíclicos, que no invalidan el tiempo profano, sino que lo renuevan. Los finales -que desembocan en comienzos- se denominan Pralaya (disolución). Hay disoluciones menores al final de cada Yuga, de cada Maha-yuga y de cada Manvantara, cuya destrucción aumenta en el orden referido. Las tres disoluciones mayores son: Naimittika Pralaya, Prakritika Pralaya y Atyantika Pralaya.


Naimittika Pralaya o disolución incidental ocurre al cierre de ciclos muy grandes de tiempo: los Kalpas o días de Brahma. Esto ocurre cuando el Señor se propone descansar -al Universo- y reabsorbe a todas las criaturas en sí mismo, con excepción de aquellas que moran en Brahmaloka. El Universo se reduce a un estado de quietud -no-manifiesto- casi total. Los mundos son disueltos por el Señor, al derretirlos primero por el fuego (de Rudra o de Ananta Shesha) y luego al difuminarlos en el agua causal, por medio de las nubes Samvartaka. Tras esta disolución se da la noche del Universo -el tiempo de inacción.

(Disolución incidental)


La siguiente disolución es Prakritika Pralaya y corresponde a la ‘’muerte’’ de un Universo. El Señor retira su semilla fecundadora (Brahma) y se reabsorbe en sí mismo. La materia infecunda revierte los efectos en las causas y pasa a un estado inmanifiesto total. Así pues, la tierra se absorbe en el agua, esta en el fuego, este en el aire, este en el éter, este en el ego cósmico (Bhutadi), este en el principio fundamental (Mahat), y finalmente en la Causa Inmanifiesta (Pradhana). Pradhana es la cesación absoluta de los fenómenos, en ella solo existe potencial.


La última disolución es Atyantika Pralaya y es equivalente con Moksha (la liberación). En ella se consume todo el Karma, ego construido (Ahamkara), ignorancia (Avidya), y Samskaras (impresiones mentales). Atyantika Pralaya no depende de ningún ciclo temporal, pero es el efecto natural de la acción del tiempo: toda alma esta destinada a la liberación. Más allá de esto solo hay Brahman -personal e impersonal.

Como la escatología lleva un fin al mundo, se necesita de la soteriología (conocimiento de la salvación) para saber el destino final de las almas. Así que volvamos por un momento al Islam.


En el Día del Juicio Final, Allah será el más Justo de los jueces, y dará a cada hombre su merecido castigo o recompensa. Se dice que Él premia hasta las más pequeña buena acción mucho más de lo merecido, pero castiga cada mala obra en su justa medida, ni más, ni menos. Los creyentes recibirán el Paraíso, y los pecadores el infierno. El Paraíso (Jannah) es la mejor de las moradas, pues significa vivir con Allah; mientras que el infierno (Jahanam) es descrito como ‘’¡Que pésima morada!’’. Veamos una descripción de ambos lugares:


α. Paraíso:


‘’[Jardines] frondosos. (...)* En cada uno habrá dos manantiales. En cada uno habrá dos especies de fruta. Estarán reclinados en sofás tapizados de brocado, y la fruta de ambos jardines estará al alcance de la mano. Habrá entre ellos mujeres de mirar recatado, que no fueron tocadas antes por ningún ser humano ni tampoco un yinn. Ellas serán de belleza semejante al rubí y al coral. ¿Acaso la recompensa del bien no es el bien mismo? Además de esos dos, habrá otros dos jardines. De profundo verdor. En ambos habrá dos manantiales brotando. Habrá frutas, datileras y granadas. Y también habrá buenas y hermosas [mujeres]. Huríes, retiradas en bellas moradas. Que no fueron tocadas antes por ningún ser humano ni tampoco un yinn. [Los bienaventurados] estarán reclinados sobre cojines verdes y hermosas alfombras. ¿Acaso pueden negar alguna de las gracias que les ha concedido su Señor?’’


*la ultima línea se repite entre cada verso -punto- aqui descrito, pero la omití para facilitar la lectura.


El Corán 55.48-78


β. Infierno:


Se encuentra debajo de la tierra y está formado por siete lugares o tierras. Cada uno se especializa en un tipo de castigo según el pecado cometido. Unos ángeles vigilan a los condenados. Los pecados son de tipo corporal, infligido por armas candentes o por el fuego en sí. De tal modo, cuando el fuego o el arma disgregan el cuerpo del penitente, de manera milagrosa se les reconstituye para que la tortura pueda prolongarse por toda la eternidad. El Corán deja claro que no hay escape para el condenado, pero recuerda que mientras exista este mundo siempre habrá tiempo de arrepentirse. Consecuentemente, solo aquel obstinado en su maldad será enviado al fuego eterno.


Los hinduistas también contamos con relatos de mundos infernales. Estos son descritos en varios Puranas, tales como el Bhagavata-purana, pero el más prolijo es el Garuda-purana. Las diferencias con el averno propuesto por el Islam no son muchas, ya que los castigos son también corporales, y el cuerpo del malvado se regenera al final de cada tortura. La diferencia principal es, entonces, que el infierno se considera un lugar de paso, no un destino final, para los malechores. Además, no son ángeles quieren se aseguran de vigilar el infierno, sino los Yama-dutas, seres demoníacos de muy bajo nacimiento que se regocijan en causar dolor.


Como análisis personal, soy escéptico de la existencia de tal lugar, o al menos de su premisa de castigo justo. Los castigos parecen dolorosos, pero son todos castigos corporales y gráficos, y hay tortura pero no remordimiento. Me parece a mi que estas descripciones del infierno tienen más una función social/moral de aterrorizar al oyente -o lector- para que se abstenga de cometer el mal, en vez de poseer una sustancia metafísica propia. Digo esto porque al abandonar el cuerpo, el alma se desliga de la mente y cuerpo -valga la redundancia- los cuales son los únicos capaces de hacer el mal. Por lo tanto, el alma -aún condicionada- sufre remordimiento por las acciones, pero sin encarnación ella nunca se somete al dolor físico. Este último se materializa en el próximo nacimiento, puesto que este mundo -material- tiene tanto de infernal como de divino. El castigo se sufre en la vida tras la vida (reencarnación), no en los infiernos que parecen más salidos de la fantasía -o de una pesadilla- pero que a mi parecer son solo eso: imaginación.


El hecho que Allah, en el Islam, condene a tortura eterna a la almas de los hombres -aún si fueron malvados- no tiene nada de misericordioso. Sin embargo, Su nombre es Ar-Rahman Ar-Rahim (el Clemente, el Misericordioso) y sus nombres son atributos verdaderos, no son invenciones. La intrusión de la idea de un infierno eterno debe ser cosa del hombre, que es rápido para juzgar, y en el juicio se excede. Solo Allah conoce la magnitud de Su misericordia, y de Él sólo es el secreto de la vida después de la muerte.


γ. Svarga y Vaikuntha.


Pero los hinduistas también tenemos un Paraíso; bueno en realidad tenemos muchísimos de ellos. Los seres piadosos que han actuado bien en Martyaloka -este mundo- pueden renacer en múltiples mundos celestiales, si bien casi todos ellos son estancias finitas, ya que se desciende de ellos cuando se agota el merito (Karma). Los Puranas proponen 7 de ellos; pero solo 6 son finitos, los cuales son: 1. Bhu-loka. 2. Bhuvar-loka. 3. Svarga-loka. 4. Maha-loka. 5. Jana-loka. y 6. Tapa-loka. El séptimo es Brahma-loka/Satya-loka, y con respecto a aquel lugar no hay consenso, algunas fuentes (Puranas) lo describen como finito, mientras que otras lo catalogan como imperecedero, y como una parte del mundo espiritual. Yo personalmente me inclino por la segunda.


Con todo, hay Paraísos en todo el sentido de la palabra, ellos son el Param Gatim (la Morada Suprema). Los shaivas lo llaman Kailasa, los vaishnavas lo llamamos Vaikuntha -y de entre nosotros, los krishnaítas elevan a Goloka como el mejor de los Vaikunthas. Vaikuntha significa ‘’el lugar sin ansiedad/sufrimiento’’. Allí mora Vishnu y se le describe como la Morada más Alta en el Rig-veda:


’Los hombres no se acercan a Tu majestad, [Tú] Quien creciste más allá de todo limite y lo mediste [con] Tu cuerpo. A ambas Tus dos regiones de la tierra, Oh Vishnu, nosotros conocemos: Tú oh Dios, conoces la más alta también.‘’

Rig-veda 7.99.1


El Kurma Purana 1.47.49-69 describe Vaikuntha así:


‘’Hay una ciudad llamada Narayana, la cual es inaccesible e insuperable, completa con subdivisiones y demás, decorada con muros dorados, llena de pabellones de cristal, cubierta con mil luces, invencible y brillante, repleta de torreones, salones, rampas y palacios. Con un millar de entradas doradas adornadas con varias joyas, está equipada con resplandecientes maravillas decoradas con brillantes colores, y con entretenimientos de todo tipo, rica en ríos, llena de manantiales en todos lados, y resonante con laudes y flautas. Está embellecida con numerosos estandartes coloridos, con avenidas viajando en todas direcciones y escaleras encajadas con gemas (...)’’


Este capítulo del Kurma-purana continua la descripción por mucho más, yo solo cité la primera parte. Lo importante es saber que Vaikuntha es un lugar de delicias perfectas y belleza inimaginable. Vaikuntha y Jannah ambos son maravillosos, ¿pero quién realmente puede ver tan allá cuando la Gloria del Señor es una Luz tan cegadora?


Para cerrar este punto de la soteriología, hay que describir la principal diferencia entre el más allá del Hinduismo y del Islam: reencarnación vs resurrección. Para el musulmán la vida es una sola, la muerte la clausura y la resurrección es definitiva; solo hay una oportunidad de probarse ante Allah. Para el hindú las oportunidades son infinitas, pues la muerte conlleva a un nuevo nacimiento, y así sucesivamente por toda la eternidad: este es el Samsara. No obstante, el Samsara no es un estado ideal, y el conocimiento espiritual puede destruir la rueda de reencarnación, pasando del incesante cambio -de la materia- a la estabilidad sempiterna del espíritu.



5. Sadhana y los Cinco Pillares.


Finalmente, comparemos las practicas básicas de adoración de ambas religiones. El Islam posee cinco pilares o practicas que cada musulmán debe seguir, los cuales son: Shahada, Salat, Zakat, Hajj y el ayuno. Los hinduistas en cambio tenemos muchísimas practicas (Sadhana) y no todas son universales, todo depende de la escuela y el linaje espiritual. Pero si se pueden hacer paralelos con algunos elementos muy difundidos entre los sanatanis.


A. Shahada y conversión.


Para ser musulmán se debe profesar la Shahada, el acto de fé, el cual consiste en una formalización de la conversión de un nuevo adepto al Islam. Normalmente se hace en una mezquita, en presencia de otros musulmanes para actúen como testigos. La Shahada se trata de un juramento solemne y se pronuncia siempre en árabe. El juramento es el siguiente:


‘’Ashadu ‘an la illaha illa Allah. Ashadu ‘anna Muhammadan rasulu Allah’’


Traducción: Testifico que no hay más dios que Allah. Testifico que Muhammad es Su profeta.

(La Shahada en caligrafía)


Como tal el hinduismo no cuenta con ningún ritual de conversión especifico, ella se da naturalmente cuando el corazón desea seguir el Hindu-dharma, o mejor dicho el Sanatana-dharma (el camino eterno). Mi conversión fue gradual, la espiritualidad de la India me sedujo poco a poco, me atraía y llamaba como el fuego a la polilla. Leí el Bhagavad-gita y el Mahabharata, y ya no hubo vuelta atrás, mi corazón estaba completamente conquistado. La formalización fue simple: un día le hice una oración a Krishna pidiendo ser su amigo y amarlo en el bien y en la adversidad; desde entonces me considero un sanatani, un hinduista.



B. Salat y Puja, Kirtana y Japa.


Salat es el segundo pilar del Islam. Se trata de una oración formal que debe hacerse sin falta cinco veces al día, en momentos determinados: al alba, al medio día, en la tarde, al ocaso y en la noche. Hay toda una coreografía en el Salat, que a pesar de ser tan fundamental en el Islam, no conozco bien, pues solo en contadas ocasiones he visto directamente hacer el Salat. Culturalmente, la oración más importante es la del viernes a medio día.

(Files ejecutando el Salat)


La adoración en el Hinduismo es super diversa. Esta la Puja o adoración a una deidad (Murti), y hay muchos tipos de Puja. Esta es normalmente hecha por los sacerdotes en los templos, pero también puede hacerse familiar o personalmente en el altar del hogar. El Kirtana o glorificación puede ser individual o comunitario. Se trata alabar al Señor por medio del canto, la danza, la poesía y otras artes. Cuando el canto es más meditativo y privado se le denomina Japa o repetición/meditación. En él los nombres del Señor -como sea que lo llame el devoto, ya arriba vimos que posee innumerables nombres- se repiten en voz baja o mentalmente, sin necesidad de música y se lleva cuenta del número de repeticiones con una Mala (collar de cuentas).

(Meditación con Japa)


Otros tipos de oración, en el Islam, aparte de la estrictamente prescrita se denominan Dua, y la hay de muchos tipos, pueden ser suplicas o glorificaciones a Dios. También en el Hinduismo se puede orar al Señor prescindiendo del ritual, igualmente por suplica o glorificación. Este último tipo de oración es el que yo considero el más provechoso, pero no por ello hay que descuidar los demás.


C. Zakat y donación.


El Corán es enfático en la necesidad de cuidar a los desposeídos y a los pobres. Ayudarlos complace al Señor más que nada. Por consiguiente, Zakat se trata de donaciones para ayudar a los miembros más vulnerables de la comunidad. Es semejante a un diezmo cristiano pero carente de sus vicios. El Zakat va directo a los pobres y no a una institución o clero, pues el Islam no tiene clero. También se considera auspicioso donar para la construcción de mezquitas, la impresión del Corán y otros objetivos piadosos. El Zakat a fin de cuentas se trata de un mecanismo de redistribución de la riqueza, algo necesario en un mundo donde reina la desigualdad.


En el hinduismo es común hacer donaciones a los templos y otras actividades piadosas. Los templos distribuyen comida a todos los que quieran participar del Prasada, la comida ofrecida a la deidad local. Donar dinero y esfuerzo para ayudar a los menesterosos es un tipo de Yoga: Karma-yoga. Pero como el Hinduismo es tan diverso, en cuanto a este tema se han visto practicas de todo tipo, y pasando por los extremos: desde la compasión del Ahimsa (la no-violencia) con todas las criaturas, hasta el aborrecible sistema de discriminación social que son las castas, tanto Varna como Jati.


D. Hajj y Tirtha.


Todos los musulmanes que estén en condiciones deben hacer el Hajj, la peregrinación. El objetivo es ir hasta la Mecca, y en especial circunvalar la Kaaba. Los hinduistas tenemos Tirtha, que significa ‘vado’, y en general se tarta de vados donde bañarse en un río sagrado, pero no se limita a ello. Los principales Tirtha son Varanasi, Haridvar, Prayagaraj, Mathura, Ujjain, Gaya, Ayodhya y Kanchipuram, pero hay miles más.


(Hajj en la Mecca)

(Tirtha en Ayodhya)


E. Ramadan y Ekadashi


Ambas religiones recomiendan el ayuno como una forma de elevarse espiritualmente. La premisa básica es que debilitando el apego a las necesidades corporales y la gratificación se puede reducir la pujanza del ‘’yo’’ material, en aras de fortalecer el ‘’Yo’’ espiritual. Los musulmanes ayunan durante el mes de Ramadan, durante este tiempo no comen ni beben nada en el día, pero celebran festines en la noche. Los hinduistas practican el Ekadashi, lit. el onceavo día, en el cual ayunan de muchas maneras, desde abstenerse de comida con grano hasta la total privación de comida y de sueño durante todo el día.



6. Conclusión.

Para concluir citaré la palabras de Guru Nanak, el fundador del Sijismo - que es más que una simple síntesis de Islam e Hinduismo, como afirman algunos estudiosos. Él muy sabiamente dijo:

‘’No hay hindú, no hay musulmán, solo hay un Dios y Verdad es su nombre.’’


Antes de haber un Bharat o Indostán, antes de una Arabia o una Persia, Dios creó al hombre. Él lo hizo antes de que se llamara árabe, turco, afgano, rajput, arya, dravida, u otro nombre. Él lo hizo antes de que el hombre dividiera la tierra, y antes del hombre creó incontables formas de vida. Antes de los seres complejos, hizo los sencillos. Todos los seres evolucionan según su voluntad. Y Él será después de que nuestra especie sea solo un recuerdo. Antes de los seres hizo al mundo, y antes del mundo hizo al Universo. Él fue antes del Universo, y será después de Él. Él es el Señor, Uno, Único, y Su majestad escapa al Hinduismo y al Islam; Su majestad escapa a toda religión, lengua y comprensión.


Él Señor es Dios de todos, Él es Señor de todos, Uno en todos, Uno con todos, y aún así nadie como Él. Esta es la Verdad del Baba y del Fakir. De tal manera, en este escrito he descrito similitudes y diferencias, pero estas la ha hecho el hombre. Toda igualdad implícita, inferida, subyacente entre lo que llamamos Hinduismo e Islam, eso lo ha hecho Dios. Yo soy un hinduista, pero una parte de mi es musulman. Espero no haber ofendido a nadie, pues es un tema delicado, pero pueda el Señor derribar las barreras que nos separan y aumentar los puntos que nos unen. Pueda todo hombre adorar al Señor.


Allahu Akbar - Hari Om Tat Sat.



Bibliografía.


- Anónimo. Rig Veda. Recuperado el 29 de Noviembre de 2019 de

https://www.holybooks.com/rig-veda/


- Anónimo. Los Upanishads. Barcelona. Ediciones Brontes S.L.


- Bustos, John. (2019) Kalā śāstraśca: el tiempo y la escritura sagrada en el hinduismo. Bogotá. Universidad Nacional de Colombia.


- Dimmit, C. y van Buitenen, J.A.B. (1978). Classical Hindu Mithology: A Reader in

Sanskrit Puranas. Philadelfia: Temple University Press.


- García, Isa. (2013). El Corán: traducción comentada. Bogotá. Editorial Máktaba.


- Morales, Jorge. (2007). Los 100 nombres de Alá. Madrid. Editorial LIBSA.


- Pandit Sri Rama Ramanuja Achari. Shukta Sangraha.


- Thapar, Romila. (1966). Historia de la India I. Fondo de Cultura Economica.



 
 
 

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